tag:blogger.com,1999:blog-4250335459588168839.post4095072438527549192..comments2023-10-03T15:42:23.319+02:00Comments on Taller literario 05: La carretera que te dije (ejercicio)Taller literario 05http://www.blogger.com/profile/06192700910111919194noreply@blogger.comBlogger3125tag:blogger.com,1999:blog-4250335459588168839.post-4687330500433423102009-10-31T21:02:42.158+01:002009-10-31T21:02:42.158+01:00Pilar nos mete en la acción, nos crea un nudo y ac...Pilar nos mete en la acción, nos crea un nudo y acaba diciéndonos que el nudo se deshizo. ¿Pero cómo? <br /><br />El ejército recluta a los jóvenes en controles callejeros. Nada que ver con aquel mecanismo tan preciso que había por estos lares, antes del ejército profesional: entrar en quintas, la talla en el ayuntamiento, el sorteo con los destinos, el campamento de instrucción, la jura de bandera… Nada de eso: un camión del ejército aparcado y arriba los peatones en edad militar. A Pedro le resulta extraña la circunstancia. Yo me la creo; de hecho a mi cuñado lo subieron a un camión así, cuando la Guerra del Cenepa. Bien es verdad que la cosa acabó bien: era universitario, qué feo detalle hacerle dejar los estudios, habiendo tanto serranito disponible. <br /><br />Una madre está desesperada porque a su hijo le han pillado en un control y se lo han llevado a hacer la mili. Se trata de una familia pudiente, de esas que saben cómo evitar circunstancia tan desagradable para sus hijos. Pero, en esta ocasión, parece que el padre no es capaz de dar con la tecla adecuada. Aunque sí la madre; una madre peleando por la prole no atiende a razones, como un jabalí herido. Así que se va a buscar a un antiguo conocimiento y consigue, parece, que ese hombre, el conductor de un camión de pollos congelados, camufle al soldado involuntario entre la mercancía y lo traiga a casa. <br /><br />El lector se queda sin saber cómo se hace eso, y cómo es que la operación resulta tan sencilla. Bien está que la maquinaria del ejército no tenga herramientas para hacer pasar por sus engranajes a todos los quintos del país, no importa a qué clase social pertenezcan, pero produce perplejidad que, una vez el mozo reclutado a la fuerza, no se le identifique y pase a constar en la plantilla, y que sea posible sacarlo del cuartel en un camión de pollos, sin mayor problema. <br /><br />En fin, que nos hemos quedado con las ganas de saber cómo es posible lo que nos están contando. Esperemos que Pilar nos acabe ese cuento algún día y nos lo deje leer, para calmar nuestra .<br /><br />Por lo demás bien, siempre es agradable leer a esta muchacha.Carlosnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4250335459588168839.post-48304208546957006342009-10-26T23:06:24.289+01:002009-10-26T23:06:24.289+01:00Con lo que me gustaron siempre las historias de av...Con lo que me gustaron siempre las historias de aventuras… llega Pilar y me deja con la miel en los labios. Deja a la imaginación del lector todo el episodio del rescate. Ooooohhhhh, qué pena. Me hubiera gustado saber cómo se hizo.<br />Me pasa contigo lo mismo que con Norberto y con casi todos los que andáis por esas Américas, aprendo un montón de palabras nuevas. Desconocía hasta tu ejercicio lo que era una ″alcabala″ y que ″campear″ era sinónimo de ″campar″ que era el que yo hubiera utilizado.<br />Sé, porque lo leo en tus mensajes, que sientes verdadera devoción por vuestro… dirigente. La verdad es que viéndolo de lejos como lo hago yo, se entiende ese cariño. Creo imaginar que si estuviera ahí cerca tendría más motivos para quererlo.<br />Ahora en serio, el episodio que narras, lo del alistamiento en el ejército a la fuerza, ¿se da hoy en día? Me gustaría pensar que esas épocas ya no existen que están muy atrás en el tiempo.<br />Bueno, tengo que decir que a pesar de dejarme con ganas, el cuento me ha gustado.<br />Te señalo un par de cosillas que veo mejorables.<br /><br />″… a tu hijo, Reinaldito, como le pusiste cuando te aprovechaste de que estaba medio tonta con la anestesia″ (creo que esa explicación en un momento de stress como el que describes está fuera de lugar. No me resulta creíble. Por cierto que no creo que le pusiera el diminutivo.)<br /><br />″A ver, ¿qué necesita un muchacho a quien han reclutado a la fuerza? Ropa interior, desodorante, hojilla de afeitar y la espuma carísima esa, la de marca, en la que se había gastado una fortuna…″ Empieza haciéndose una pregunta en general, ¿qué necesita un muchacho? Y hace luego un listado de las cosas que ella cree, pero hay una que es muy concreta, es una espuma muy cara que no la necesita ″un muchacho″, la necesita su hijo. ¿Hiciste aposta eso? Puede ser un recurso para exponer el ánimo de la mujer en ese momento, pero se me hace difícil de aceptar. Tal vez si el narrador dijera algo…lo corroborara…<br /><br />″¿Porqué tan contenta?" (¿Por qué tan contenta?)<br /><br />Un saludo, Pilar. Déjate leer un poco más a menudo.P. Condehttps://www.blogger.com/profile/15788380028309479977noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4250335459588168839.post-43099452224314258502009-10-18T18:21:38.326+02:002009-10-18T18:21:38.326+02:00Hola, Pilar, llegas con uno de esos cuentos tuyos ...Hola, Pilar, llegas con uno de esos cuentos tuyos que viene adornado con sus sones caribeños y tonada centroamericana, y a mí se me hace como que ando vagando por callejuelas de tus pagos espiando estas cosas por ventanas entreabiertas; y también presente, claro, un apagado batir de tamboriles. <br />Sobre todo porque un poco de eso se trata tu cuento, de tu cuento breve pero tan justo, de espiar la cotidianeidad de una pareja que sufre la situación de su hijo, detenido por ir a alta velocidad. <br />Me gusta el punto de vista del narrador, inclinado hacia la mujer, ya que por ella transcurre esta historia, primero observadora, enseguida activa participante. Recatado estilo, sin intervenciones, nada más narrando en forma pareja, el ritmo viene dado en la propia sucesión de los pocos hechos, muy bien medidos, que hablan por sí mismos, tal como si estuviéramos espiando detrás de una cortina, viviendo en la historia. <br />Así -¿será por el concepto de que el hombre es más fuerte, que deberá siempre actuar primero, ser el sostén de todo?-, vemos que primero intenta él, Reinaldo, hacer algo para rescatar al hijo del enredo, recurriendo por teléfono -por supuesto, a solas, encerrado en el estudio-, a sus amistades, pero sin resultado. <br />Aquí -uno ya espera con gusto el paso siguiente, es cómplice del acontecimiento-, le toca ahora a ella actuar, que bien es la madre del susodicho que provocara la situación en la que están ahora, situación que uno va adivinando a medida que en lenguaje descubre giros propios del país, y acepta otros que aún no comprende. <br />Y también me gusta esta parquedad en lo contado, me permite divagar, me da pistas para que aprenda a moverme en ese entorno y entender, descubrir la historia y sus aledaños.<br /> <br /><br />Me pasó algo. Al finalizar la primera lectura, no comprendí del todo lo leído. Como que faltaba algo, y no me cerraba. Lo primero que se me ocurrió fue algo así como que otra vez Pilar finaliza el cuento porque se fue corriendo a cortar una cocción o evitar que hierva otra. Pero al releerlo, todo estaba en su sitio. <br />Entonces supe qué me había sucedido con el texto, no sé si por distracción en la lectura, o porque realmente resulte escasa la información que se da sobre el camión de Monchi. Me costó relacionar durante el ritmo de la lectura, el olor a pollo –primero creí que se trataría de un localismo, sobre la traspiración, por ejemplo-, con el camión de reparto, mi memoria había registrado el camión de Monchi, y no el camión de reparto de pollos congelados de Monchi. <br />Y ahí, ¿darán tanto olor los pollos congelados?<br />De alguna lectura próxima, te contaré si me sigue sucediendo lo mismo.<br /> <br />Y lo último. Hacia el final: <br /><br />Al día siguiente Reinaldo temía entrar a su casa y ver la cama se su hijo vacía. Le aterraba el silencio que lo esperaba en la cena, la ausencia del tecleo en el computador, la bulla desvanecida. Se quedó un rato sentado en el carro hasta que el hambre lo obligó a entrar. Cristina lucía una sonrisa radiante.<br /><br /><br /><br />Siento un poco forzada la situación, sobre todo teniendo en cuenta el estilo y los tiempos en que se viene desarrollando el relato, con Reinaldo haciendo tiempo en el coche, frente a la casa. No me suena muy creíble, sobre todo porque no le agrega nada. <br /><br />Bien, Pilar, es un gusto compartir tus paisajes.Norbertonoreply@blogger.com