sábado, 1 de diciembre de 2007

El gusano

Alicia

      Un gusano ciego que no recuerda cuando ha nacido, lanza bocado tras bocado abriéndose paso lentamente entre las entrañas de algún lugar.
      No sabe si lo que está deglutiendo es manzana, tomate, patata o tierra. Ni tampoco le importa. Masca, come, despacio en su universo, sin pensar en nada más porque no hay nada más. Y avanza, pero lo mismo podría estar retrocediendo, ya que ahí dentro no existe delante ni detrás.
      No sabe cuanto tiempo ha estado así, toda una vida. Toda su vida. Y de pronto, sin que nadie avise, el universo se acaba. El siguiente bocado es sólo aire. El gusano sigue mecánicamente mascando y entonces se da cuenta que la intemperie hiere su cuerpo desnudo, como si miles de cuchillas lo atravesaran. Se retuerce, busca nuevos bocados que dar pero no hay nada.

      Y qué hacer ahora- piensa- si no se quien soy, no veo, no oigo, no tengo pies ni manos.
      Pero entonces un sonido estridente llega a su oído
      -¡Puaj!, es un gusano.
      Así que no estoy sordo.- Piensa- y soy un gusano.
      -¡Mátalo!- dice otra voz
      -No, me da asco.
      -Pues tira la manzana.
      Una manzana, era manzana lo que comía -piensa ahora el gusano. Y toda esa información le sorprende y agota.
      El universo se agita, se vuelve loco, se cae.
      Ahora el universo es oscuro y huele diferente. El gusano da nuevos bocados buscando un nuevo mundo al que pertenecer. Allí encuentra otro gusano que masca algo. El también se pone a mascar. Sí, eso vale. El gusano ahora sabe que no se trata de una manzana. Pero no sabe lo que es. Masca y sigue mascando. Intuye que pronto conocerá más gusanos.
      Tal vez la muerte no exista.

4 comentarios:

  1. Simpático gusano metafísico. El cuento necesita un buen repaso. Para quitarle los "hay" y los "está"
    Y que algún maestro de ese taller teayude con las tildes

    Bestiario

    ResponderEliminar
  2. Un gusano filósofo este. Tengo visto que a Alicia le gustan estas narraciones de animales que piensan como humanos, a lo mejor ella pertenece a una organización de defensa de los animales, y quiere poner el acento en el hecho de que ellos son más parecidos a nosotros de lo que pensamos.
    Bueno, lo cierto es que hace dos noches me quedé preocupado cuando vi, en el Telediario, un chimpancé que señalaba con el dedo nueve números del uno al nueve que estaban desordenados y dispersos en una pantalla de ordenador. Esto no tendría mayor importancia si no fuera por el notable hecho de que los señalaba siempre en orden creciente, y que lo hacía incluso cuando los cabrones de los científicos que filmaban aquello le apagaban los números en la pantalla, para putear al mono. Aquel chimpancé, menor de cinco años, se había quedado con la copla de dónde habían estado los números y, mientras comía con la otra mano, señalaba el lugar exacto siempre siguiendo el orden creciente, cosa que revelaba una atención extraordinaria del simio, un conocimiento mínimo de matemáticas y una memoria de elefante, más que simiesca. Sólo por joder los científicos filmaban a continuación una mano humana que trataba sin éxito de hacer lo mismo, y eso que le habían puesto sólo cuatro o cinco números. La única noticia tranquilizadora es que aquella mano humana era sin lugar a dudas femenina.
    De manera que el gusano filósofo de Alicia, que en un principio me había parecido un jodío listo, se me quedó reducido después de aquello a la simple categoría de curioso.
    Bien, hay un gusano que anda pensando, mientras come, en su nacimiento, en su desafortunada vida, su ceguera, su sordera y su falta de pies y manos («a Dios sólo le pido, a Dios sólo le pido, que te corten pies y manos y que te pique el ombligo», decía la veterana y edificante copla). Por pensar, el gusano acaba pensando incluso en la inmortalidad, aunque esa reflexión final no estoy seguro si atribuírsela a él o al narrador.
    Qué decir, el cuento me parece bien escrito, salvo algún detallito que cito a continuación. Esta chica lo hace bien, lo único que necesita es tener un buen tema.
    Cositas:
    Un autor debe demostrar una aversión hacia los gerundios parecida a la que sienten hacia el agua los animales rabiosos. Especialmente si el gerundio es “deglutiendo”.
    Me parece una comparación exagerada el frío de la intemperie con las miles de cuchillas.
    « Y qué hacer ahora- piensa- si no se quien soy» Ese quien se debe escribir con acento. Yo siempre he utilizado una regla nemotécnica para saber cuándo se acentúan o no las palabras: “quien”, “que”, “cuando”, “como”, “cual”. Si a la palabra en cuestión se le puede añadir la palabra “coño” es el momento de acentuarla. Ejemplos:
    «Quien llega hasta aquí suele descansar en esa piedra». No lleva acento, porque no tendría sentido decir «quien coño llega hasta aquí suele descansar…»
    Otro ejemplo: «Y qué [coño] hacer ahora —piensa—, si no sé [también con acento, porque es del verbo saber] quién [coño] soy». ¿Viste?
    Cuando dice: «¡Puaj!,» yo creo que debe continuar también entre admiraciones ¡es un gusano! [comenzando con mayúscula porque después de puaj se ha puesto una coma.
    Está mal punteada esta frase:
    «Así que no estoy sordo.- Piensa- y soy un gusano». Para empezar, los guiones deben ser largos y no cortos. Pero ocurre además que ese punto que la autora ha puesto después de la palabra sordo, debe ponerse al acabar la acotación del narrador. Por otra parte, ya que ha puesto un punto, la frase “y soy un gusano” debe comenzar con mayúscula. En definitiva, debería escribirse así:
    «Así que no estoy sordo —piensa—. Y soy un gusano».
    O bien, si se pusiera una coma en lugar del punto:
    «Así que no estoy sordo —piensa—, y soy un gusano».
    Finalmente , el pronombre personal “él” lleva acento, en «El también se pone a mascar»

    ResponderEliminar
  3. ¡Bravo Alícia! ¡Tú sí que saber sacarle un provecho al gusano de una manzana!



    Tiene razón Carlos cuando dice que los principios hay que repasarlos y reescribirlos. ¿Porqué es más fácil verlo en los textos de los demás que en los propios? La distancia, sin duda, de la que uno mismo no dispone. Te propongo cambiar la primera frase como sigue, aunque es sólo una sugerencia:



    Un gusano se abre paso, bocado tras bocado, entre las entrañas de algún lugar.



    Me pregunto si un gusano ¿realmente sabe qué es una manzana, un

    tomate, etc?¿ qué es tener manos o pies? ¿ qué es estar ciego?



    Si quitas la frase “No sabe si lo que está deglutiendo es manzana, tomate, patata o tierra”, además evitas dos “no sabe” muy próximos.



    Me gusta la imagen del gusano retorciéndose ante la nada.



    No entiendo a qué se refiere lo de “Sí, eso vale”



    Un abrazo,



    Montse Villares

    ResponderEliminar
  4. El Gusano, de Alicia.

    Los describes tan bien, Alicia, que creo que recientemente te tocó una manzana con sorpresa.

    Gracioso ese mundo ilimitado que cabe dentro de una manzana. Luego cuando se abre la fruta, también queda muy gráfico.



    ¿Al final le toca comer caca, o es un cadáver? Me inclino a lo primero, pues no parece lógico un cadáver cerca de los que comen manzanas…

    La frase final… mmm, más o menos.





    Te pongo unas cosas que a lo mejor quieres revisar.



    Un gusano ciego que no recuerda cuando ha nacido, lanza bocado tras bocado abriéndose paso lentamente entre debería de ser: “por entre” o “en”. Digo yo las entrañas de algún lugar.
    No sabe si lo que está deglutiendo es manzana, tomate, patata o tierra. ¡Bueno! Ni tampoco le importa. Masca, come, despacio en su universo, sin pensar en nada más porque no hay nada más. Y avanza, pero lo mismo podría estar retrocediendo, ya que ahí dentro no existe delante ni detrás.
    No sabe cuanto tiempo ha estado así, toda una vida. Toda su vida. Y de pronto, sin que nadie avise, el universo se acaba. El siguiente bocado es sólo aire. El gusano sigue mecánicamente mascando y entonces se da cuenta que la intemperie hiere su cuerpo desnudo, como si miles de cuchillas lo atravesaran. Se retuerce, busca nuevos bocados que dar pero no hay nada.

    Y qué hacer ahora- piensa- guión largo y pegado al texto que sigue si no se quien soy, no veo, no oigo, no tengo pies ni manos.
    Pero entonces un sonido estridente llega a su oído
    -¡Puaj!, es un gusano. Creo que los signos de admiración equivalen al punto y seguido aquí, así que no deberías poner coma, y debería la siguiente frase empezar con mayúscula. Creo.
    Así que no estoy sordo.- Piensa- y soy un gusano.
    -¡Mátalo!- dice otra voz
    -No, me da asco.
    -Pues tira la manzana.
    Una manzana, era manzana lo que comía -piensa ahora el gusano. Y toda esa información le sorprende y agota.

    ResponderEliminar

Redacta o pega abajo tu comentario. Luego identifícate, si lo deseas: pulsa sobre "Nombre/URL" y se desplegará un campo para que escribas tu nombre. No es necesaria ninguna contraseña.