domingo, 21 de febrero de 2010

Lluis

Belisa Bartra

      Él está sentado frente al ordenador, observa la pantalla con frustración evidente. Hace ya más de una hora que busca un programa de simulador de vuelo por toda la casa. El clima caliente, húmedo no le ayuda a tranquilizarse. Lluís retira la mirada del monitor y gira suavemente la cabeza hacia el estante con libros que tiene a un lado, lo hace muy lentamente, como si el cd que busca estuviese escondiéndose de él y de esa manera sigilosa él consiguiese atraparle. Pero no está, a pesar de la minuciosa búsqueda, no lo encuentra.
      Cierra los ojos y comienza a sentir el calor, es una sensación que envuelve su cuerpo lánguidamente. Puede sentir la humedad como poco a poco le envuelve, incluso diríase que le está presionando, cada vez más, apretándose contra Lluís. Una enorme gota de sudor resbala de su frente, baja por su nariz y cae al suelo. Él abre los ojos y mira la gota. Es grande, podría ser el océano para un país de microbios, de hecho, seguramente en la caída han muerto varios.
      Ha muerto un país de microbios, un país lleno de seres vivos, latentes, han muerto porque él ha cerrado los ojos y se ha concentrado en su sensación de calor. Ahora Lluís piensa que su cuerpo empapado en calor es un gran planeta de microbios, y que probablemente, con este infernal clima morirán todos.
      Genocidio. He cometido genocidio, piensa mientras recibe el impacto fresco y delicioso de la ducha. Probablemente miles de microfamilias han muerto sólo porque he tenido el deseo de ducharme, es sólo un deseo, incluso frívolo, si tomamos en cuenta el hecho terrible de que miles de seres vivos, que familias enteras han muerto, justo ahora.
      Mientras restriega la esponja enjabonada por su cuerpo, no puede evitar escuchar lamentos y lloros, gritos desgarradores de madres desesperadas, huérfanos berreantes, la esponja barre pueblos enteros, el jabón envenena a los pocos sobrevivientes... nadie ha quedado vivo.
      Lluís comienza ha deslizar con violencia la áspera esponja enjabonada contra su piel, que empieza a enrojecer rápidamente. Los he matado, les he asesinado...
      - ¡Lluís! - se escucha una voz lejana, acolchada, que viene de lejos.
      - ... - Lentamente comienza el hombre a abrir los ojos, el agua templada corre por su piel herida, por su planeta erosionado, baja la vista lentamente, recobrando el control del universo para observar un mar rojo que envuelve sus pies. - Yo...
      - Lluís... ¿estás bien? ¿Con quién hablas? - increpa la voz, esta vez más cercana y menos acolchada, con un cierto matiz de alarma – Coño!! Responde, ¿estás bien?
      - Si... eh... ¿qué quieres? - y agrega con tono malhumorado - ¿qué no ves que me estoy duchando? Con este desgraciado clima no estoy tranquilo ni en la puta ducha.
      - Nada... bueno, es que encontré tu simulador de vuelo, estaba en tu mesita de noche.
      Las lágrimas se deslizan por su cara, y al aterrizar en el resto de su geografía lastimada siente un escozor de felicidad. Ha nacido un nuevo mundo.

3 comentarios:

  1. Con este cuento me pasa lo mismo que con el anterior de Belisa, aunque aquí las reiteraciones son menos.
    En las tres primeras frases, el personaje es anónimo. Al principio de la cuarta tiene nombre. No hay ningún motivo para que su nombre no apareciera desde el principio. Así como está da a pensar si se nombró tan tarde por alguna razón, que no la hay. Y entonces confunde, porque al aparecer el nombre el lector se distrae intentando saber si Lluis es un nuevo personaje.

    busca un programa de simulador de vuelo por toda la casa
    A mí me suena mejor:
    busca por toda la casa un programa de simulador de vuelo

    El clima caliente, húmedo no le ayuda
    El clima caliente, húmedo, no le ayuda
    El clima caliente y húmedo no le ayuda

    como si el cd que busca estuviese escondiéndose
    como si el cd que busca se estuviese escondiendo
    como si el cd que busca se estuviera escondiendo

    podría ser el océano para un país de microbios, de hecho, seguramente en la caída han muerto varios.
    Aquí hay un razonamiento erróneo. Del narrador, quien primero habla de una posibilidad, y tras la coma ya tiene la certeza. Tendría que haber más que una coma entre los dos conceptos, algún desarrollo del razonamiento que una los dos extremos.
    Lluís comienza ha deslizar Lluís comienza a deslizar
    - ... - Lentamente comienza
    No se entienden estos guiones y los puntos suspensivos.
    Con respecto al relato, no comprendo esta repentina obsesión del personaje, ni su angustia, ni las fuertes contradicciones entre su pena por los microbios muertos en la gota de sudor y los que después él mata bañándose. Tampoco sus lágrimas finales mezcladas con el agua de la ducha, ni el sentido que se le atribuye a qué geografía lastimada, o por qué esa felicidad, o cuál es el nuevo mundo que acaba de nacer.
    Belisa, no me hagas mucho caso, espero los próximos.

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  2. Un cuento no tiene por qué contener una historia, pero solemos apreciar más los cuentos que sí la contienen, los que cumplen aquel requisito de que el protagonista nunca vuelva a ser el mismo después del final. La última frase de este cuento de Belisa («Ha nacido un nuevo mundo») se me figura una pequeña trampa que parece intentar, con palabras, una repercusión que el hallazgo del programa de ordenador no brinda por sí mismo. Parece desear que la historia cumpla el requisito del que antes les hablaba, pero sin cumplirlo realmente.

     Lluis me parece la concatenación de dos escenas que no tienen demasiado que ver entre sí: la búsqueda de un disco compacto por la casa y la suposición fantástica de millones de microbios muriendo ahogados.

     En un cuento de un folio lo normal es no conseguir nada bueno, ni nada malo; más bien se alcanza a exponer una sola idea, arropada por una guardarropía más o menos afortunada. La idea es la de los microbios que mueren y la guardarropía el tipo que busca sentado el compacto. Y su mujer.

     Dicha esta tontería, tengo que agregar que el cuento está bien escrito (los cuentos de Belisa siempre lo están), y que puedo ayudar muy poco, señalando lo que veo mal.

     Mejor que escribir "cd" quedaría "disco compacto". O "disco" a secas, que tiene el mismo número de sílabas (si es que de ser breve, a la inglesa, se trata); después de todo los cedés han ocupado el sitio que antes tenían los de vinilo, hasta el punto de que estos últimos han pasado a llamarse con el nombre del material que están hechos, para distinguirlos de los nuevos discos.

     Se repite la palabra "envuelve" en dos líneas consecutivas.

     La aclaración «contra Lluis» es absolutamente innecesaria, en una escena en la que es el único personaje que hay en la habitación; ya sabemos que nos habla el narrador de él; hay que huir de la repetición innecesaria de los nombres de las personas.

     La caída de la gota de sudor al suelo es algo que me desconcierta, y este desconcierto tiene que ver con algo que yo siempre confieso como lo más difícil que me resulta al redactar un texto: la descripción del movimiento de los personajes. Si se nos dice que el protagonista está sentado en su escritorio, mirando la pantalla del ordenador, que cierra los ojos y que una gota cae al suelo, ¿no nos parecería que lo más normal del mundo es que la gota caiga sobre su regazo, sobre sus antebrazos, sobre la mesa?

     En la frase «¿qué no ves que me estoy duchando?», hay un acento que sobra en "qué". El verbo "es" está elíptico, porque Belisa usa aquí una manera muy coloquial de transcribir la pregunta, pero la frase sería: «¿Es que no ves que…] y, por lo tanto, se ve que no es un pronombre interrogativo, sino una conjunción. No se acentúa] Supongo que la confusión viene porque el corrector de nuestro procesador de textos se empeña en ponerle acento a la palabra "que", en cuanto la nota precedida de un signo de interrogación abierto: hay que disculparle, está programado para suponer una sola posibilidad; con mucha frecuencia es necesario forzarle a que rectifique.

     Y ya. Bueno, no. No entiendo por qué se da el diálogo con guiones largos y en cursiva, es una redundancia.

     Ahora sí ya. Me alegro mucho de tener de nuevo a Belisa entre nosotros. Es una moza a quien incluso conozco personalmente, y cuya ausencia siempre lamenté, porque aporta frescura y colorido al taller. También ha intentado aportar algo de dinamismo, cuando hizo aquella pregunta a propósito de cómo escribíamos cada uno de nosotros. Ninguno le hemos contestado, por falta de tiempo quizás. Trataré dentro de un rato de enmendar ese silencio mío.


    Un abrazo, Belisa. No te alejes nunca más.

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  3. Hola Belisa:

    Este relato me ha gustado mucho más. Creo que planteas una serie de posibilidades muy interesantes, aunque no llegues a desarrollarlas por la extensión. Y me he imaginado ciertas alternativas que te voy a comentar.

    Lo primero, el título: no me encaja el nombre propio. A no ser que lo que esté en juego es la búsqueda de identidad por parte de Lluís, y eso sí puede dar mucho juego.

    ¿Por qué es tan importante el simulador de vuelo? Yo me he montado una teoría. Cuando el protagonista busca el CD, y de repente la sensación de agobio la concentra en el análisis de una gota de sudor que cae, me ha parecido que era un desaguadero para todas las inquietudes que llevaba en la cabeza. Se imagina un mundo de microbios que desaparece… ¿quizá porque ese simulador de vuelo es para el ejército, destinado a la guerra, y él está pensando en las consecuencias de desarrollar semejante programa (o aprender a usarlo)?

    Tanto si es cierto como si no, ésa es la historia que me he imaginado con tu relato y por eso me ha gustado tanto. No el final, donde parece que el agua acaba purificando sus acciones (siempre siguiendo mi conjetura, claro está), pero sí toda la descripción, la metáfora, la insinuación.

    A ver si me aclaras mis suposiciones, aunque sea por e-mail privado :)

    Un abrazo, Belisa.

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