sábado, 10 de julio de 2010

Fue tan poca cosa

Emilio


      Vivir es complicado y lo será mientras no señalen los límites con claridad: a este lado lo que está bien, al otro lo que está mal. Incluso deberían vallarse para evitar accidentes. Porque eso ha sido todo: un accidente, una tontería, una sucesión de cosas diminutas.
      Íbamos a celebrar el fin de los exámenes con una cena en casa. Ricky y mi novia discutían en el salón de algo intrascendente con la vehemencia del que quiere salvar el mundo. Isa, la novia de Ricky, para no sentirse desplazada o porque quería ayudar vino a echarme una mano a la cocina. Se puso a fregar los cacharros que invadían el fregadero. Puede que el chorro se asustara o que estuviera juguetón porque le salpicaba a cada momento. Corrí a ponerle un delantal y si la rodeé con mis brazos no fue para otra cosa. Apenas me fijé en las pecas que daban a sus hombros un tono cobrizo ni olí el aroma de susurros que tenía tras la oreja. Como las manos mojadas la convertían en una minusválida le di un sorbo de vino de mi copa.
      Seguro que fue entonces que el deseo se me escapó por los ojos y acabó coloreándole las mejillas. Y sucedió que al esbozar aquella sonrisa se le escapó una gota de vino a pulir el brillo de sus labios, y mi alma de alcohólico le ganó la partida a su dedo que detuvo la marcha a medio camino, cuando ya mi boca estaba haciendo el trabajo.
      Solo fue un beso, pequeñito, pero ni mi novia ni Ricky, que nos miraban desde la entrada, lo creyeron así, aplicaron la misma vehemencia que en su discusión. Y así, en un momento, pasé de quemarme en la hoguera de la lujuria al gélido infierno de la soledad.

2 comentarios:

  1. Bienvenido, aunque ya te lo dije antes, Emilio, es un placer tenerte en casa.

    Ese beso incorrecto es simpático, agradable, tan ingenuamente transgresor para el narrador como incomprendido para los otros tres personajes. Se me hace corto el cuento, como todos los micros, pero bueno, nos cuenta un sucedido.

    Si yo tuviera que señalar algo sobre lo que merecería la pena que pensases un momento (sólo un momento), serían las comas. Hay una manera de puntuar que señala la Gramática y que a mí no me parece mal, pero me parece for-mal. Creo que el autor puede tener un cierto margen de maniobra en la puntuación, de tal manera que su política de comas nos dé alguna agradable sorpresa, y nos estimule a interpretar su texto con los matices o tempos que nos está sugiriendo. Con esto quiero decir que no soy un forofo del formalismo, pero entiendo que hay que saber puntuar previamente para luego saber despuntuar. Sin embargo, hay momentos en que una coma es indiscutible, para sustituir a un paréntesis: «para no sentirse desplazada [,]o porque quería ayudar[,] vino a echarme una mano». O para presentar la segunda parte de una condición: «Como las manos mojadas la convertían en una minusválida[,] le di un sorbo de vino de mi copa».

    Creo que todos deberíamos releer una vez al mes lo que dice la ortografía castellana, en cualquier manual, por ejemplo aquí: (http://enj.org/portal/biblioteca/funcional_y_apoyo/redaccion_y_ortografia/18.pdf), porque no olvidemos que toda profesión tiene unas herramientas, y esta es la que corresponde a la profesión de escritor.

    Alguna otra cosa:

    «Apenas me fijé en las pecas que daban a sus hombros un tono cobrizo ni [y] olí el aroma de susurros que tenía tras la oreja», Yo creo que ese “ni” no va, sino que debe sustituirse por “y”; después de todo, la palabra “apenas” significa “casi no”. Si apenas me fijé, entonces también apenas olí.

    «Seguro que fue entonces que [no es una construcción castellana: “fue entonces cuando] el deseo se me escapó por los ojos». La construcción “fue entonces que” es ajena al castellano. Es una mala traducción del francés. Y tal vez de otros idiomas que desconozco.
    «Solo [sólo] fue un beso». “Solo”, sin acento, es un adjetivo, pero aquí lo que se quiere poner es un adverbio. Es útil acentuarlo, cuando se puede sustituir por “solamente”, para evitar confusiones. Creo que la Academia ha permitido aquí la holgura, pero es una palabra que con frecuencia se presta a despiste, por lo que no es mala idea acentuarlo siempre, cuando es adverbio, no importa el contexto.

    «Pero ni mi novia ni Ricky, que nos miraban desde la entrada, lo creyeron así, [esta coma no va] aplicaron [¿al desenlace?]la misma vehemencia que en su discusión». Me parece que merece la pena escribir de nuevo esta frase. Se entiende lo que quiere decir, pero no está bien expresado. La coma que va después de “así” podría sustituirse por dos puntos (después de todo lo que sigue es una conclusión que parte de la primera parte), o por punto y coma. Además de eso, el verbo “aplicar” es poco revelador.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Emilio: Va mi tardía bienvenida al taller. Ya ves, algunos estamos rompiendo el silencio, aunque, como alguien dijo, si las palabras no son mejores que el silencio, mejor no pronunciarlas.

    Un abrazo argentino y cordobés.

    El mini o micro cuento luce acabado. El título está en un todo de acuerdo con el conflicto. La escena del “accidente” es bellísima. Incluso la reiteración del escape: Se me escapó/se le escapó, así, naturalmente, y es muy sugerente la fascinación por las pecas y el aroma de susurros tras las orejas.

    En pocas palabras y con escenas notables has logrado un cuento redondito.

    Apenas una coma ausente antes de: vino. Tal vez, en lugar de: Íbamos a celebrar: celebrábamos, y cambiaría el ambiguo: desde la entrada por desde el salón. Algún otro detalle se me ha de escapar.

    Y está bien lo que pide el narrador: límites precisos, vallas si es necesario, para lo que está bien y lo que no. Apenas una curiosidad, un ser comedido, una atención, un cumplido, y el mundo se desdibuja. Pasamos del paraíso al infierno sin solución de continuidad. Así, nunca sabremos cuándo un amigo es tal y cuándo una novia nos quiere de verdad, si tan por poca cosa armamos semejante escándalo. Eso les pasa por inocentones; la gente malentiende y, para colmo, no hay vuelta atrás. El beso, aunque chiquitito, fue tal; salta la liebre en cualquier momento: un alma borrachina no sabe guardar la compostura. (Más allá de que ese beso haya sido la consecuencia desatada por unas cuantas pecas y ese aroma irrefrenable.)

    Rubén


    __._,_.___

    ResponderEliminar

Redacta o pega abajo tu comentario. Luego identifícate, si lo deseas: pulsa sobre "Nombre/URL" y se desplegará un campo para que escribas tu nombre. No es necesaria ninguna contraseña.