sábado, 23 de abril de 2011

Azul esperanza

por Montse








       Ayer llovió.
       Quizá por eso hoy el cielo luce un azul alegre, moteado de inmaculados sueños infantiles, de deseos lanzados al vuelo, de fantasías de jóvenes danzantes sobre un tapiz de verde optimismo, de corazones que persiguen quimeras alcanzables, de soplos de poesía…
       Y la tierra, verdeante, viste sus mejores galas; la retama se abre para escuchar el tintineo de campanillas y violetas, las risas de margaritas y dientes de león, el murmullo de abejas y mariquitas y el vaivén que mece las sonrojadas amapolas.
       Día a día las nubes se ensucian de dudas, de dificultad, de decepción.
       Y se enturbian de tristeza, de recelo, de indecisión, de desánimo.
       Y se ensombrecen de pena y de pesimismo.
       Y el sol se esconde tras nimbos enlutados.
       Mañana lloverá.

3 comentarios:

  1. Un texto muy corto pero con "algo" que aligera el desánimo. Un ciclo vital que afortunadamente se renueva con la lluvia que abre y cierra el escrito desde un pretérito a un futuro simples pero muy bien usados en ese contexto.
    Aún en la brevedad hay excesos que podrías, Montse, revisar porque algunos son muy estereotipados.Ej:"moteado de inmaculados sueños infantiles". Aluden a nubecitas? Pero ¿por qué inmaculados, como si los sueños de los chicos son así? ¿No están la mayoría de las veces llenos de miedos, de abandonos, etc.? sonrojadas amapolas" es otro lugar común.
    Probablemente digan que no hay historia, pero en su inocencia el texto se lanza a la quimera (que no es tal) porque el narrador sabe que las nubes se ensucian y se enturbia el cielo, pero así y todo lo escribe con confianza en que "mañana lloverá".

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  2. Ayer llovió y los planetas reencontraron sus órbitas. Los cataclismos cotidianos desdibujan los contornos. Mañana lloverá y los planetas reencontrarán sus órbitas. Nuevos cataclismos…
    El tiempo circular, la visión esperanzadora.
    Afean los inmaculados sueños infantiles, el tapiz de verde optimismo, quimeras alcanzables, mejores galas, tintineo de campanillas, murmullo de abejas, sonrojadas amapolas. Demasiados lugares comunes para un texto conciso. Las oscuras también adolecen del mismo mal: enturbian de tristeza, ensombrecen de pena, el sol se esconde..)
    No hay por qué no de poesía en la prosa, dosificada, original.
    Es por ahí que el texto puede adquirir belleza, que es la intención del narrador. Es el desafío del escritor.
    Rubén

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  3. Montse, tu cuento me sabe a poco. Confieso que el microcuento, como género literario, es para mí una superstición. La mayoría se sostiene sobre un remate sorprendente, por no decir desconcertante, construido mediante la ocultación de datos al lector, una especie de chascarrillo sofisticado. Y otra buena cantidad se desarrolla como prosa poética. El tuyo está más cerca de la poesía, tiene mucho de haiku, aun cuando encierra una idea circular, pues se vuelve al punto de partida, recurso muy efectivo en los cuentos breves, aunque a veces cansa un poco porque no deja de ser artificio.

    Creo que podría mejorarse el tema de la enumeración, armar cierta síntesis de imágenes. Molestan tantos adjetivos. Quimeras inalcanzables es una redundancia. O sea que podría ser más breve aún. Me gusta mucho la idea de que las nubes se “ensucian de dudas”.

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