domingo, 23 de febrero de 2014

Ejercicio: Bocado agridulce

A finales del año pasado, durante la vigesimoprimera  feria internacional del cuero y el calzado que se realizó en Buenos Aires, Argentina, se conocieron Isabel y Roberto. "Amor a primera vista” Parecía el inicio de una historia feliz
Ella, una joven y encantadora dama, dedicada al negocio de la moda. Trabajaba como representante de ventas de una firma comercial  ubicada en Centroamérica, en donde residía con sus padres. Había asistido a la feria para conocer las últimas creaciones y relacionarse con personas vinculadas al gremio.
Roberto, era un hombre casado, padre de dos pequeños, excelente trabajador y exitoso comerciante en la industria del calzado. Tenía su propia marca y había logrado una buena reputación. Residía en la ciudad de Temperley, situada a veinticinco kilómetros de Buenos Aires.

Durante los ocho días que duró la feria, compartieron su tiempo y disfrutaron gratos momentos, fortaleciendo una relación de amantes secretos; pero aunque él estaba muy ilusionado, no pretendía abandonar a su esposa e hijos. Sería solo otra deliciosa aventura
Finalizado el evento, ella viajó hacia su país de origen, sin embargo,  mantuvieron el contacto. Isabel, se  declaraba enamorada y le manifestaba su imperiosa necesidad de estar junto a él diciéndole que lo amaba. En ocasiones,  protagonizaba dramáticas pataletas amenazándolo con desenmascarar ante su esposa la relación.
A pesar del temor que sentía de perder su hogar, Roberto, continuaba con el juego, comprometiéndose cada vez más y sumergiéndose en una situación pasional desesperante.
Su comportamiento en casa estaba cambiando, se mostraba aburrido, tenso, infeliz. Su ansiedad lo estaba afectando, incluso en los negocios.
Resolvió entonces proponerle a Isabel que viajara a Temperley para que estuvieran juntos, disfrutarían el uno del otro mientras decidían sobre su futuro. Ella aceptó gustosa y prometió a su amante que al otro día estaría entre sus brazos.
Fue así como los dos enajenados amantes mantuvieron una idílica relación durante dos semanas. La hospedó en un apartamento del centro de la ciudad, en donde consumaban sus faenas románticas. Durante el día llamaba varias veces a su esposa y a la oficina inventando mil mentiras para justificar su ausencia y no crear suspicacias, en la tarde llegaba a su casa como si nada raro estuviera pasando.
Un día perdió el control y quebrantó su falsa rutina, despertando algunas sospechas: tenía compromisos de trabajo y una cita médica, a los cuales no asistió. Su asistente intentó en vano localizarlo y se comunicó varias veces con su esposa; las dos, se pusieron en la tarea de buscarlo.  El hombre llegó tarde a su casa, ebrio y descompuesto, sin poder dar explicación alguna sobre su ausencia.
Su capricho por Isabel lo estaba dominando  Ese día, bebieron mucho vino y se amaron sin límite,  ignorando al resto del mundo
Las cosas se estaban complicando en el hogar del antojado caballero. Su mujer desconfiaba y los niños hacían muchas preguntas respecto a la ausecia de su padre. Roberto, no dedicaba tiempo al trabajo y su amante se hacía cada vez más exigente. —Ella quería formalizar la relación— Argumentaba que por él, tenía abandonados a sus padres, además sin ofrecerles ayuda económica. Le reprochaba por estar sola en las noches, por descuidar su trabajo, por su condición de barragana y, por el poco tiempo disfrutado…
Isabel, le anunció que regresaría a casa para ver a sus padres y llevarles dinero. Prometió a su amador la más romántica e inolvidable velada de despedida, en su clandestino nido de amor.
Roberto, ansioso asistió al encuentro. Ella, estaba más hermosa que de costumbre, se veía feliz. Le preparó  una gran cena, decoró el lugar con muchas velas de todos los colores y lo impregno de aromas deliciosos y alucinantes.
Y Roberto, se sumió nuevamente en los ojos de su amante y en la bella fantasía…
Despertó atontado y con la visión borrosa en una cama del hospital de psiquiátrico de Temperley. Allí estaban su esposa, hijos, familiares y amigos.  No entendía lo que estaba pasando
Escuchó la voz de alguien que dijo ser el médico, sin comprender lo que este le decía. Vio, aterrado,  la mirada inquisidora de su mujer, el rostro triste de los niños y los gestos de reproche y burla de amigos y allegados.
Cuando reaccionó y preguntó por lo que estaba sucediendo, entonces supo que había desaparecido durante una semana y que llevaba dos días hospitalizado. Al parecer lo drogaron. Le robaron sus joyas, el efectivo. Retiraron todo el dinero de sus cuentas bancarias. Realizaron compras con sus tarjetas de crédito a través de internet; y con su autorización, ordenaron el envío de mercancía desde su empresa hacia un lugar en Venezuela.
Se enteró también, de que fue la policía quien lo encontró tirado en el pasto frente a la torre de los ingleses y que lo único que le dejaron fue su camioneta, abandonada en un estacionamiento subterráneo.
Pero lo más terrible para Roberto, fue cuando su esposa, triste y conmovida, con el rostro bañado en lágrimas se acercó y tomó sus manos, viéndolo a los ojos con amor le dijo que se sentía decepcionada y juró que nunca más volvería a confiar él. Para rematar, le pidió el divorcio.
Y en esa pequeña habitación del hospital atiborrada de personas e inundada de sentimientos encontrados, una voz, entre melancólica y burlona exclamó:
Roberto Pascual Pardi, te han emburundangado”



1 comentario:

  1. "Consumaban sus faenas románticas". Suena tan feo que produce frigidez. Ya mismo me vuelvo anoréxica sexual si me dicen que les haga las faenas románticas. Me parece que podría intentar contar en primera desde el punto de vista de algún personaje. En tercera es una historia terrible pero común y tiene muchos lugares comunes.

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