domingo, 1 de febrero de 2009

Víspera de Todos los Santos

Alicia

      Todo comenzó por un asunto de tierras. Tasio llevaba ya tiempo haciéndose mala sangre al respecto y aquella tarde, decidió que no podía esperar más.
      –Ese malnacido de Genaro no se saldrá con la suya. Ahora va y dice que el muro de piedra, ese que levantó mi padre hace ahora más de 80 años, está en su terreno y piensa derribarlo para hacerse una casa más grande. Antes que nadie toque una sola de las piedras de ese muro, correrá la sangre. ¡Se va a enterar!
      Era la víspera de todos los Santos, y los ánimos no podían estar más revueltos. Tasio agarró la escopeta del cobertizo, y descerrajó dos tiros a Genaro en medio de los ojos.
      La primera sensación de venganza y victoria fue disipándose con la misma velocidad que la sangre de Genaro se hundía en la tierra, justo al pie del antiguo muro de piedra. Y Tasio comenzó a sentir remordimientos y después, miedo.
      Estaba claro que él era el único culpable, que a ningún otro iba a buscar la policía. Pensó en enterrarle ahí mismo, y dar así por zanjado todo el desagradable asunto, pero después se dio cuenta que enterrar un cadáver bajo el muro de piedra de su padre el día de Todos los Santos estaría penado con alguna maldición. Eso fijo. Y luego se pasaría la vida atormentado por el espíritu de Genaro.
      Así que sólo quedaba una solución.
      Ir a ver a Adela.
      Adela había sido la mujer más bella de todo el pueblo, y se le habían conocido cientos de pretendientes. Pero ahora vivía sola en una casa muy apartada del pueblo. Se había ganado fama de… «hacer cosas por la gente». (A nadie le gustaba la palabra «Bruja»).
      –Tienes que ayudarme, Adela –dijo mientras entraba en la casa con el cadáver a cuestas–. Ha sido un accidente.
      –Un accidente… –Adela levantó la cabeza de Genaro donde se veía claramente el disparo–. Parece que está bien muerto, Tasio. ¿Qué es lo que quieres que haga?
      –Bueno, he oído que tú… que puedes hacer que vuelvan… los… la gente como Genaro.
      –No sé quién te ha dicho semejante tontería.
      –Adela… por favor… te pagaré bien.
      –Por adelantado.
      Acordaron el precio y Adela se guardó en el escote la bolsa con las monedas. Después pasaron al cobertizo, puso unas hierbas al fuego y luego hizo un paripé que podía pasar por una ceremonia medieval.
      –Ahora, siéntate aquí. Tendrás que pasar la noche frente a Genaro.
      –¿Yo? ¿La noche? Pensé que lo revivirías con alguna descarga eléctrica o algo así.
      –¿Te piensas que soy Frankenstein? No, esto no funciona así. Hay que darle tiempo. Tienes que esperar a que el conjuro haga efecto. No querrás que se despierte y que no haya nadie ¿no? Vamos. Sólo serán unas horas.



      Tasio tomó asiento en frente de Genaro, que parecía un muñeco roto ahí sentado. Pensó en dormirse, así, las horas pasarían antes. Pero luego decidió que dormirse delante de un muerto que estaba a punto de despertar, no era una buena idea.
      Las horas pasaban lentas y la situación había empezado a enloquecerle. Después de todo, Adela podía haberle engañado. Tasio se levantó y fue a tocar la mano de Genaro. Estaba fría y gris.
      Entonces, Genaro abrió los ojos y Tasio por poco se cae del susto. ¿Estaría resucitando? Muchos cadáveres abrían los ojos en un último impulso eléctrico del cerebro. Podía ser que…
      Pero Genaro, además de los ojos, abrió la boca. Y se levantó. Tenía las manos agarrotadas pero buscaban su cuello. Y no, eso no lo hacen los cadáveres en su último impulso cerebral.
      Cuando Adela bajó, encontró a Tasio estrangulado en el suelo y a Genaro sacudiéndose el polvo de las ropas.
      –¡Genaro! Pero, ¡hombre de Dios! ¿Tenías que haberlo matado?
      –El muy hijo de puta me había pegado dos tiros, Adela. Se lo merecía.
      –Sí, pero ahora habrá que enterrarlo. Siempre que te hago volver, me haces alguna faena. ¿Cuantas veces te he traído ya? ¿Tres?
      –Esta es la cuarta, cariñito. La primera fue tu marido, cuando nos pilló en el dormitorio, ¿recuerdas? La segunda, el infarto, en tu dormitorio también. La tercera, aquel desagradable incidente con la hija del cura. Y ésta la última. Cuatro.
      –Y ¿por fin vas a hacerlo? ¿Te casarás conmigo?
      –Adela, nena, cariño. Sabes que te quiero con toda mi alma. Y que no podemos ser más felices juntos. Pero no es el momento. Tú sabes que son tiempos difíciles, pero volveré a por ti. Eso no lo dudes, mi reina.
      –Más vale que estés muerto cuando vuelvas a entrar por esa puerta, porque si no, ¡te mataré yo misma!
      Genaro se acercó a ella y le besó dulcemente en los labios.
      –Cariño. Tus ojos derraman la luz que me guía por las noches, tu alma, mi amor, está ligada para siempre con la mía. Ninguna fuerza de la naturaleza puede separarnos y el alba traerá, no lo dudes, la dicha eterna entre nosotros.



      El día 1 de Noviembre comenzaba a despuntar detrás de los brumosos montes. Se presagiaba un día radiante, al menos, eso era lo que pensaba Genaro cuando salió de casa de la Adela aquella madrugada.
      Adela se le quedó mirando tras los cristales.
      –Odio –pensaba Adela–, odio, odio, odio a los poetas muertos.

8 comentarios:

  1. Es una historia original. Y ya metida en la historia, temía que tambien salvara a Tasio y se convirtiera en un cuento cíclico. La verdad es que me ha sorprendido

    En cuanto a puntos mejorables indicaría lo siguiente:

    “hace ahora más de 80 años” (ochenta);

    la frase “los ánimos no podían estar más revueltos” la obviaria porque ya lo has mostrado antes.


    “Adela había sido la mujer más bella de todo el pueblo, y se le habían conocido cientos de pretendientes“ Creo que ésta presentación es pobre, que faltan datos. Ya que se trata de una bruja atípica, se debería describir con más detalle. Más tarde nos enteramos que está o estuvo casada cosa totalmente desconcertante. Pienso que las brujas, como los curas, no se pueden casar para poder guardar sus secretos o confesiones.

    No puedo evitar señalar lo siguiente en:“Se había ganado fama de… «hacer cosas por la gente»” En ésta frase y en la siguiente las comillas sobran. Las comillas se utilizan para reproducir citas textuales. Si se quiere remarcar algo, se tiende a usar cursiva. (A nadie le gustaba la palabra «Bruja»). Me pregunto a quién te refieres con nadie, ¿a los vecinos? ¿a todas las personas incluído el narrador? Tal y como la has pintado, no corresponde a la imagen típica de una bruja, ese podría ser el motivo por el que te cueste a tí y/o a sus conciudadanos llamarla así. Pero, sea como sea, lo pongas como lo pongas, por favor, sin paréntesis. El principal uso del paréntesis es para hacer un comentario o explicación. En un texto literario, se pueden utilizar otras formas para mostrarlo a través de la opinión de un personaje o del narrador.

    “¿Qué es lo que quieres que haga?” Se podría substituir por ¿Qué quieres que haga? que es más corto.

    Las comparaciones con Frankenstein y la ceremonia medieval... quizás por el contexto, no sé... no me han gustado, aunque eso es algo personal. Otra cosa que también me ha llamado la atención es que Genaro reciba un balazo en la frente y tras volver a la vida, salga así a la calle. No sé... Aunque no me haga mucho caso porque soy de las que le busca tres patas al gato.

    Alícia, me ha encantado leerte. No me hagas demasiado caso ya que yo soy realista en exceso, y tengo mis manías, seguro que otros compañeros del taller no lo han percibido como yo.

    Un abrazo y sigue compartiendo tus cuentos con nosotros,
    Montse Villares.

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  2. Hola Alicia, no sé si eres nueva o reaparecida, pero te saludo igualmente.

    Estas son mis opiniones acerca de tu relato, que espero no suenen bruscas, no tengo mejor manera de resaltarlas, así que aviso antes de exponerlas:

    1/ A medida que avanza la historia, las sorpresas que se van produciendo en cada recodo, son las que le dan fuerza e interés. El principio no es muy atractivo hasta que Tasio comete un asesinato, y su reacción frente a este hecho es lo que me motiva a seguir leyendo. Después, será el conocer a la bruja y la posible resurrección de Tasio. Finalmente, el descubrir la secreta relación entre Adela y Genaro.

    2/ Leída de principio a fin, sin embargo, me parece a mí que las sorpresas descansan sobre incongruencias y falsas premisas, véase: ni Genaro, ni la bruja son como nos los hemos imaginado. Pero la culpa no es del lector, sino de un autor que se ha guardado datos que no debía (en mi opinión) porque: ¿quién se imagina a Genaro poeta? ¿o a Adela seductora y adúltera, tan alejada del cliché de bruja?

    Me gusta el ritmo narrativo, pero creo que es un fallo “engañar” consciente o inconscientemente al lector en esas otras cuestiones. No sé cómo se podría revisar, pero ahí dejo mi opinión.

    Un abrazo, Alicia, espero seguir leyéndote.

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  3. Me gustó esta historia, por su simpleza casi primitiva, por cómo se desarrolla y avanza sin grandes pretensiones ni elocuencia, apenas hechos que se van sucediendo para conformarla.
    Pero encuentro un par de cosillas que la debilitan, le quitan verosimilitud.

    Primero, se entiende que el entorno descripto es el campo, al menos un paisaje rural, que los terrenos son grandes extensiones, que al menos no se trata de terrenos urbanos de pequeñas dimensiones con las viviendas apiñadas unas contra otras.
    Entonces, no se me hace creíble que las razones de Genaro para derribar el muro de piedra se centren en que quiere una casa más grande. Seguramente su casa no estará apoyada contra ese muro, y tiene todo su perímetro libre para ser ampliada hacia cualquier lado.
    Lo menciono porque me parece que existen miles de excusas más convincentes que la propuesta.

    Otro error casi infantil.
    Tasio le dispara a su vecino un escopetazo en medio de los ojos. Dos tiros. Hasta Adela es testigo de la marca provocada por los disparos.
    Sin embargo, después de resucitar, mágicamente, Genaro no tiene ningún problema en sus ojos ni en su boca.
    Dentro de la tónica de la narración, se acepta lo de la resurrección, pero por qué también aceptar esta otra incongruencia, inútil e irrelevante, porque no aporta nada al relato y es fácilmente sustituible, bien podría haber recibido un tiro en cualquier lado. Tan solo confunde y desvaloriza al relato, que no se trata de un relato de zombies ni de ciencia ficción.

    Otro error.
    Tasio va a buscar a Adela. Le pide que lo resucite, Bueno, he oído que tú… que puedes hacer que vuelvan… los… la gente como Genaro.
    Ella niega que pueda hacerlo, no sé quién te ha dicho semejante tontería.
    Apenas nada más dos renglones después, Adela le cobra por adelantado para hacerlo.
    Aquí hay otra incongruencia, también fácilmente subsanable.
    ¿Por qué se niega de entrada Adela, la bruja entre paréntesis, para ser convencida sin ningún esfuerzo?
    La historia narrada, ¿precisa de alguna manera la negación de esta mujer?

    El resto, cierra y ya lo dije, me gusta. Buen regreso Alicia.

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  4. Norberto.
    Hola, encantada de leer tu comentario, muchas gracias.
    Sólo quería hacerte un par de puntualizaciones.

    En concreto, en relación con el muro de piedra, me temo que es lo único en todo el relato que se ha basado en un hecho real. Nunca he dicho que se trataran de grandes extensiones de tierras, sino un problema de tierras. Y a veces, la diferencia que supone los metros que ocupa un muro son suficientes para dar un permiso del ayuntamiento suficiente para construir una casa más grande. El resto de la historia, por supuesto, es el cuento.

    En cuanto a la milagrosa resurrección de Genaro es exactamente eso. Milagrosa. ¿Por qué no puede la magia de Adela borrar toda marca de la muerte anterior? Ya puestos a resucitar, hacerlo bien, ¿no?

    Y en cuanto a tu tercer apunte, bueno, el hecho de no reconocerse a si misma como bruja al principio, y en cambio, hacerlo poco después, lo hice así imaginando que ninguna bruja quiere reconocerse como tal de primeras, pero sí si luego media algún interés económico.

    Muchas gracias (otra vez) por tu comentario y un saludo

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  5. Montse.
    Tu comentario me ha gustado mucho, y te agradezco todas tus correcciones de forma. Te aseguro que tomo nota de ellas, me parecen muy valiosas.

    En cambio, lo de describir con más detalle a Adela, no me parece apropiado teniendo en cuenta que pretendo un relato corto. Una descripción de Adela lo alargaría innecesariamente, ya que lo que pretendo contar es la historia de las cuatro resurrecciones de Genaro, y no otra cosa. En cambio no estoy de acuerdo contigo con eso de que las brujas no deben casarse. Adela no es una bruja al estilo de los viejos cuentos y leyendas, sino un personaje muy distinto. Del mismo modo, nadie puede imaginarse que Genaro es poeta, o al menos, que usa poemas fáciles para ganarse el corazón de las mujeres. Pero tampoco creo que sea necesario apuntar ese detalle hasta el final.

    Te agradezco una vez más tus anotaciones.
    Un abrazo

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  6. Rocío.
    Hola, encantada de leerte, Rocío.
    Me parece que he cometido alguna confusión en mi réplica al comentario de Montse. Lo siento. Y le pido disculpas a Montse, por mi torpeza al contestarle.

    Me he hecho un lío con la ventana que mostraba los comentarios.

    Te agradezco, cómo no, tus anotaciones. Sinceramente.

    Confío tener tiempo suficiente para dedicar a vuestros textos. Y muchas gracias otra vez por vuestra cálida acogida.

    Un abrazo para todos.

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  7. El cuento es divertido y tiene un ritmo que lo hace fácil de leer. Yo echo en falta algunas intervenciones del autor en los diálogos para que me diga los gestos que hacen los interlocutores, los movimientos, que me describan los pensamientos o temores.
    Ya sé que yo no soy nadie para hablar de las comas. A Norberto lo traigo loco con el tema, pero creo que no están bien puestas, las revisaría.
    La primera vez que dices “Víspera de todos los Santos” escribes “santos” con minúscula pero luego lo haces con mayúscula.
    En esta frase: “y dar así por zanjado todo el desagradable asunto” quitaría ese “todo” que además se repite varias veces en el párrafo.
    En:”Tasio tomó asiento en frente de Genaro” Se escribe junto el adverbio, “enfrente”.
    Me gustó mucho, y en especial esta imagen: “La primera sensación de venganza y victoria fue disipándose con la misma velocidad que la sangre de Genaro se hundía en la tierra,”
    Un beso, Alicia.

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  8. Pedro.

    No sabes que alegría leerte. Tomo nota de todo lo que me dices, ya sabes que en general, soy bastante díscola en todo eso y que escribo demasiado deprisa y meto la pata con mucha frecuencia. Por eso es un privilegio oír todas vuestras críticas.

    Gracias por "concurrir" a comentarme.

    Un besazo.

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