-De
parte de Zargo, dice el hombre con acento español que me entrega la maleta
negra-.Lo espera a usted en Turquía el
jueves trece. En caso de no llegar él, lo visitará una joven rubia, agente
nuestra, que lo abordará en el vestíbulo del hotel Izmir. Ella dirá: “Crímenes
del tiempo son” y usted contestará: “Que no de España”; luego le entregará el
portafolios y a cambio de ello recibirá un rollo de negativos fotográficos que
usted, a su vez, deberá entregar siete días después, antes de las cinco de
tarde, a la señorita cuyo nombre aparece en el paquete que guarda el rollo.
Hará la entrega en la tienda de artículos fotográficos del aeropuerto de
Estocolmo, el primer local comercial que se encuentra a mano derecha, saliendo
por el pasillo central de la sala de equipajes.
A
la mencionada señorita le dirá que lo envía el señor Sturlusson y le pedirá un
recibo con copia. Conserve la copia como prueba de que ha recibido mis
instrucciones y deposítela en el correo a nombre de nuestro contacto en Milán,
quien la hará llegar a mis superiores.
El
viernes siguiente, a la misma hora, usted volverá por los resultados del
negativo y tomará el subway en la terminal más cercana del aeropuerto. Ahí
empezará a seguirle un joven sueco, rubio, alto, con un abrigo color canela y
una larga bufanda blanca de seda. Él lo abordará en cualquier sitio que usted
descienda y le pedirá lumbre para un cigarrillo; usted se lo encenderá y fumará
con él mientras caminan un poco charlando de cualquier cosa, hasta cerciorarse
de que nadie los ha seguido; luego se despedirán amistosamente después de
intercambiar las fotos reveladas por un álbum de material pornográfico, en el
que deberá usted consultar la página diecinueve, donde encontrará un plano.
Si
ha seguido usted cuidadosamente mis instrucciones y las ejecuta con precisión,
tenga la seguridad de que cumplirá con su cometido de manera satisfactoria para
nuestra organización.
El
plano le conducirá a una casa de campo de dos pisos, techo de teja roja y muros
blancos, en cuyos jardines paseará en bicicleta, descalza, una joven señora
inglesa que responde al nombre de Charlotte: mátela.
Alfredo Hernández Esparza
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