domingo, 1 de mayo de 2011

No despertar del todo

por Masanchez  
      Abro los ojos y mi mirada choca contra la tuya. Y a su vez, en tus pupilas casi puedo ver el reflejo de las mías. Tus ojos brillan. Brillan como si fueras a llorar estrellas. Sonríes y parece que el aire se ondula, parece que todo gira más y más rápido. Pestañeo, desapareces. La resaca me golpea como un coche a un peatón despistado, condensa el sonido de mis latidos en mis tímpanos, hace que las sábanas parezcan hormigón. Miro al techo. Respiro hondo y parece que el oxigeno no llega, siento en la boca las ruinas de lo que horas atrás fue sabor a ginebra, siento la lengua pastosa y a la vez seca.
      Decido a levantarme, el tacto del suelo es frío. Salgo del cuarto. Llego a la cocina, preparo café. Cuando está listo lo echo en una taza. Lo tomo solo. El aroma del café es fuerte, tan fuerte que me aturde. Dejo la taza sobre la mesa, ni la miro. Algo ocurre dentro de mí. Parece que los pensamientos brotan y mueren tan rápido que sólo dejan una vaga idea de su existencia. Siento un nudo en la garganta. Abro la ventana. El aíre frío me roza la cara despejándome un poco. Miro hacia la calle. Personas anónimas pasean, aparecen, desaparecen como los actores de una película. Hasta mi ventana solo llega el lento y lejano rumor de sus voces, casi tornadas en susurros, ininteligibles. Parece que el mundo sigue funcionando lejos de mi malestar. Enciendo un cigarrillo. Inhalo el humo, lo expulsó de un soplido. El humo revolotea y desaparece como una bandada de pájaros de ceniza en mitad de un vendaval. Suspiró. Doy otra calada. Los coches pasan deprisa, desaparecen de mi campo de visión.
Me quedo treinta segundos mirando por la ventana. Un minuto, dos, tres, cinco. El cigarro se consume y tiro la colilla por la ventana. No pienso en nada más que en el momento en que creía o soñé que te miraba. Últimamente todo es muy extraño. Extraño como la ruina, como los entierros felices. Todo es muy extraño y yo ya no sé si sueño o estoy despierto. La realidad se mezcla con la fantasía como dos amantes fuera de sí. Me levanto los domingos con el alma rota en trozos, con la cabeza embotada, desorientado y lleno de enfado. Pierdo el tiempo mirando por la ventana. No resisto el café. Y pienso en ti. Y me hundo más y más en este suelo que parece lodo. Un gran lodazal empeñado en tragarme por completo. Y alrededor, entre el lodo, solo hay facturas, una televisión que escupe día tras día las mismas noticias, un buzón sin cartas, una planta medio seca que odia su maceta. Y así estoy, con el lodo a la altura del torso, rodeado de este desolador paisaje de barro y escombros, y restos de una vida que se desmorona.
      Dejo de mirar por la venta. La cierro. Abandono momentáneamente el lodazal, pero tus ojos, brillantes, siguen tatuados en mis parpados. Al igual que tus gestos, tu perfume, tu maquillaje. También sigo teniendo el sabor del alcohol grapado en el paladar, como si fuera la escarcha que recubre a los coches las madrugadas de helada en invierno o las plantas que recubren las fachadas de algunos edificios. Abandono también la fría taza de café que descansa sobre la mesa de la cocina y decido volver a mi habitación. Me meto en la cama como si fuera un extraterrestre entre las sábanas revueltas. Vuelvo a mirar el techo, a respirar hondo, y voy sintiendo como el sueño va intoxicándome de nuevo, poco a poco, volviéndose pesado. Por fin cierro los ojos y mi mirada, mi mirada choca contra la tuya.

9 comentarios:

  1. Hola MA,
    Nada mejor que conseguir expresar en palabras lo que se siente en el corazón.
    Me transmite el desespero de un amor incondicional, aun que no correspondido.
    Esta es el mejor momento para escribi. Cuando lo sientes de vrdad. ¡No, no estoy hablando del amor! Hablo del sentimiento del protagonista.
    Nada mejor que vestirse del protagonita de la historia y vivirla, sentir sus sentimientos, su vida y su entorno. Entonces es el momento de expresar en palabras toda esta avalancha de sensaciones.
    Me ha gustado mucho. Tanto que apenas me he fijado en la falta de una coma y ahora no la encuentro para indicartela.
    Saludos.

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  2. ¡Bienvenido Mario!

    A mí me gusta que el cierre enlace con el inicio aunque se me ha hecho muy largo.

    Las repeticiones pueden ser un recurso poético o un defecto. En este cuento hay ambas.
    En el párrafo inicial tienes "brillan" y "parecen". Esto me hace suponer que el cuento seguirá ese tono poético pero no es así.
    "Tus ojos brillan. Brillan como si fueras (Creo que sería "fueran" para que concuerde con ojos) a llorar estrellas. " Sonríes y parece que el aire se ondula, parece que todo gira más y más rápido.
    Por otro lado tenemos muchos "siento", "miro", "mirar", "mirada":
    "Respiro hondo y parece que el oxigeno no llega, siento en la boca las ruinas de lo que horas atrás fue sabor a ginebra, siento la lengua pastosa y a la vez seca."

    Como te decía, esperaba siguieras con un tono poético, en cambio en el segundo párrafo encuentro un texto que me recuerda un telegrama. No hace falta explicarlo todo.
    " Decido a levantarme, el tacto del suelo es frío. Salgo del cuarto. Llego a la cocina, preparo café. Cuando está listo lo echo en una taza. Lo tomo solo. El aroma del café es fuerte, tan fuerte que me aturde. Dejo la taza sobre la mesa, ni la miro. Algo ocurre dentro de mí"

    Lo dejo ahí. Creo que por hoy ya es suficiente. Poquito a poco.

    Un abrazo,
    Montse

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  3. comento no matarás tus sueños
    de graciela

    Me resulta difícil engancharme con este relato. Dejo algunas anotaciones a continuación, y sobre el mismo texto.


    lugares comunes
    frío invernal / La profesora, de reconocida trayectoria / merecido descanso /

    hay una estructura que se repite redundante
    Un calorcito complaciente … un sopor conocido … merecido descanso

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  4. Hola Mario, y bienvenido al taller.
    Tu cuento tiene un valor añadido que son tus 18 años. Me cuesta comentarlo de manera objetiva porque a cada paso me salta una especie de recordatorio automático: tiene 18 años, tiene 18 años. Y no es que crea que el comentario deba ser condescendiente por esa razón, es más bien que me encuentro ante una disyuntiva. Si tener o no en cuenta tu edad a la hora de comentar. Si la tengo en cuenta, he de valorar el hecho de que escribas como un tipo trasnochado y rodeado de facturas, (deduzco que impagadas), cuando asumo que esa es una situación ajena a tu mundo cotidiano. Y si no la tengo en cuenta, he de comentarte como a un cuentista más, sin pensar ni un momento en lo bonito que me parece que te dediques a escribir y a buscar dentro de ti, en un mundo que promueve el fútbol y los videojuegos como modo de vida comodón y hueco.
    Creo que lo que toca es eso, decirte que me parece asombroso y admirable, y a continuación olvidarme de ese detalle y comentarte como a uno más de nosotros, que es lo que eres.
    De tu cuento me gusta mucho que sea circular, que al final regrese al punto de partida, personalmente es un recurso que me agrada. Creo que tiene una extensión adecuada, un buen ritmo, un título bonito. Creo que la puntuación es muy correcta.
    Las frases cortas dan agilidad a la narración, y contundencia, pero si nos pasamos la cosa puede coger el aspecto de un guión. Es lo que me ocurre con ese párrafo que empieza con Decido a levantarme (que tendría que ser Decido levantarme). En ese párrafo cuento 13 ó 14 frases cortas, solo se intercala entre ellas una muy larga: Parece que los pensamientos brotan y mueren tan rápido que sólo dejan una vaga idea de su existencia. Yo sustituiría su existencia por su paso. Conviene huir de las palabras grandilocuentes, igual que de las que son demasiado coloquiales.
    Hay frases que me gustan:
    «Sonríes y parece que el aire se ondula, parece que todo gira más y más rápido»
    «hasta mi ventana llega el lento y lejano rumor de sus voces»
    Y otras que no tanto:
    «Los coches pasan deprisa, desaparecen de mi campo de visión.» Campo de visión me suena muy técnico, lo dejaría en desaparecen de mi vista.
    «Me levanto los domingos con el alma rota en trozos» Lugar muy muy común.
    «También sigo teniendo el sabor del alcohol grapado en el paladar» El sabor grapado no me convence, y además me da yuyu.
    «tus ojos, brillantes, siguen tatuados en mis párpados» Otro lugar común.
    Al final hay mucho lodo, y muy seguido: este suelo que parece lodo, un gran lodazal, entre el lodo, con el lodo a la altura del torso (que es lo mismo que entre el lodo), abandono momentáneamente el lodazal…Yo dejaría un solo lodo, el resto habrá que sustituirlo o cargárselo directamente.
    ¿Hay entierros felices? ¿El sueño intoxica?
    Me gustaría leer más cuentos tuyos, Mario.
    Saludos, Anays

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  5. Hola, Mario, bienvenido al taller.


    “No hago otra cosa que pensar en ti…” con los ojos abiertos, con los ojos cerrados.
    Todo llega y se va, solo vos estás. Un cuento que retorna a su punto de origen, se muerde la cola. Frases cortas, como flashes , que nos dan idea del embotamiento del personaje. El tiempo real del cuento es de minutos apenas y el narrador nos va detallando fotográficamente el pasar de los mismos. Tiene pasta este narrador y al enterarse uno que es un joven la mirada se hace si no condescendiente, sí comprensiva.
    Hay imágenes que nos hablan de ir un más allá de lo común, una búsqueda que alienta: Hace que las sábanas parezcan hormigón / bandada de pájaros de ceniza/ planta medio seca que odia su maceta/ como si fueras a llorar estrellas.
    Todo es fugaz, el narrador se esmera en decírnoslo: Los pensamientos BROTAN Y MUEREN
    Las personas APARECEN, DESAPARECEN
    El humo REVOLOTEA Y DESAPARECE
    Los coches PASAN, DESAPARECEN
    Me levanto/ me acuesto. Abro la ventana/ la cierro. Entro al lodazal y salgo. Así funciona el texto: entre despierto y dormido. Y el título es acertado: No despertar del todo.
    Cuestiones a revisar o corregir:
    Parece que el aire…/ parece que todo…/ parece que el oxígeno…/ parece que los pensamientos…/ parece que el mundo…/ parece lodo.
    Como si fueras/ como un coche/ como los actores/como una bandada/como la ruina/ como los entierros/ como dos amantes/como si fuera/ como si fuera.
    El encabalgamiento de frases puede ser un buen recurso poético o narrativo o puede ser empalagoso. Puede ser premeditado o no. Vale la pena revisarlo: Tus ojos brillan. Brillan como…/ el aroma del café es fuerte, tan fuerte…/todo es muy extraño. Extraño como…/ y mi mirada, mi mirada…
    Un TODO ES MUY EXTRAÑO puede eliminarse y expresiones gastadas como UN NUDO EN LA GARGANTA, MI CAMPO DE VISION, DESOLADOR PAISAJE, modificarse.
    La puntuación es muy buena.
    Destaco, reitero, la búsqueda de imágenes originales, aún con el pobre recurso de la comparación.
    Rubén

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  6. ¡Bienvenido Mario!
    A mí me gusta que el cierre enlace con el inicio aunque se me ha hecho muy largo.
    Las repeticiones pueden ser un recurso poético o un defecto. En este cuento hay ambas.
    En el párrafo inicial tienes "brillan" y "parecen". Esto me hace suponer que el cuento seguirá ese tono poético pero no es así.
    "Tus ojos brillan. Brillan como si fueras (Creo que sería "fueran" para que concuerde con ojos) a llorar estrellas. " Sonríes y parece que el aire se ondula, parece que todo gira más y más rápido.
    Por otro lado tenemos muchos "siento", "miro", "mirar", "mirada":
    "Respiro hondo y parece que el oxigeno no llega, siento en la boca las ruinas de lo que horas atrás fue sabor a ginebra, siento la lengua pastosa y a la vez seca."
    Como te decía, esperaba siguieras con un tono poético, en cambio en el segundo párrafo encuentro un texto que me recuerda un telegrama. No hace falta explicarlo todo.
    " Decido a levantarme, el tacto del suelo es frío. Salgo del cuarto. Llego a la cocina, preparo café. Cuando está listo lo echo en una taza. Lo tomo solo. El aroma del café es fuerte, tan fuerte que me aturde. Dejo la taza sobre la mesa, ni la miro. Algo ocurre dentro de mí"
    Lo dejo ahí. Creo que por hoy ya es suficiente. Poquito a poco.
    Un abrazo,
    Montse

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  7. Hola, Mario.

    En primer lugar mis aplausos; sé que sos muy joven, ¡qué bueno que compartas con nosotros tu tiempo!
    En segundo lugar, como ya te habrás dado cuenta, advertirte que acá –como en la vida- aprendemos a los golpes.
    Nos damos duro. No a nosotros, no a vos: al texto, claro.
    Nuestra opinión de lectores en este lugar debe ser sumamente crítica. No estamos acá para que nos halaguen –nuestros amores incondicionales ya se encargarán de ello-, sino para que nos señalen los errores. De esa manera mejoramos.
    Es muy cierto que no tenés por qué aferrarte a tooooodo lo que te digamos. Tomá lo que te sirva. No sólo de los comentarios que hagamos a tus textos, sino a todos los demás. También aprendemos muchísimo cuando comentamos. No dudes en criticar quisquillosamente. La opinión del lector es muy valiosa para el autor.
    Bien, ahí vamos con “No despertar del todo”:


    La historia está en primera, el narrador es protagonista. Vemos –nosotros, lectores- a un hombre en la lona total, un pobre tipo en estado deplorable. ¿La causa? Una mujer, cuándo no. Tema trillado, el desamor. Infinito, también.
    El asunto no es qué se cuenta, sino cómo se cuenta. Qué artilugios, qué habilidades lingüísticas domina el autor para movilizarnos, conmovernos, atraparnos en el relato.
    Tu texto, a mí (repito: a mí) me resulta demasiado adornado, ruidoso. Mucha comparación fácil. Minado de comos y pareceres. Alguna que otra frase hecha. Alguna incoherencia:
    Parece que los pensamientos brotan y mueren tan rápido que sólo dejan una vaga idea de su existencia. Unas líneas más adelante, el pensamiento es preciso, concreto: “No pienso en nada más que en el momento en que creía o soñé que te miraba”. (¿En qué quedamos?)
    Confunde “Me levanto los domingos con el alma rota en trozos…” Hasta esta frase yo había pensado que –dado el presente del relato- el desamor había sido un acontecimiento inmediato anterior. De ahí la borrachera y el despertar no del todo. Pero acá me percato que la cosa sucede “los domingos”. Me pregunto desde cuándo anda tan deprimido este hombre. Sumergido en el lodazal, como dice. Y por qué sólo los domingos. ¿Es un amor distinto cada sábado? ¿Y siempre la soledad, después?
    Entiendo que no quiere o no puede o ambas cosas, encontrarse con la realidad. De ahí su borrachera, su adormecimiento.





    Encuentro –cómo no- algunos momentos buenos en el relato. Creo que necesita trabajarse un poco más, ver la manera de evitar las repeticiones y los lugares comunes.

    Espero nuevos cuentos tuyos, Mario.

    Gracias por participar en nuestro taller.


    ¡Saludos!

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  8. A mí siempre me parece que no empiezo a saber cómo escribe un tipo hasta que deja de contarme sus intimidades. Es cuando me habla de cosas que no viven en su cabeza cuando veo su capacidad de fabular, sus habilidades con la ficción. Hasta entonces todo tiene un sabor de diario íntimo que, por resumir, me parece poco profesional.

    Yo le rogaría al autor o autora de esta redacción que nos envíe una historia, que supere los tres folios, no esté escrita en primera persona y muestre claramente que no es autobiográfica.

    He ahí una tarea para el mes que viene.

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  9. Hay muy buenos cuentos en primera persona. El problema no es la elección del narrador.
    Me parece que todos tenemos una primera etapa donde sale todo esto que no le gusta a Carlos. Puede guardarse o compartirse pero nunca evitarse

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