lunes, 1 de septiembre de 2008

Recuerdos

Liliana Savoia

      El tiempo ha erosionado sin duda muchos los recuerdos de ese día, pero evoca perfectamente los ruidos que despertaron sus sentidos luego de esas largas horas de inconciencia.
      Estaba tendido de espaldas y una pequeña brisa cruzaba por su mejilla, luego unos ásperos sonidos, para los cuales la descripción en palabras sería inútil, lo despertaron. Un sopor acompañaba los latidos punzantes en su cabeza. Se sentía desamparado en esa jaula húmeda y oscura.
      Las circunstancias que lo habían llevado ahí eran confusas por más que se esforzara en recordar, pero estaba conciente del riesgo en que se encontraba.
      Tres personas desconocidas irrumpieron en el lugar encapuchadas de negro y lo condujeron a través de estancias que parecían calabozos
      Al cabo de unos minutos bajaron por unas angostas escaleras a un largo pasadizo oscuro y húmedo sin habitaciones a los lados, por lo cual confirmó sus temores de que lo llevaban a una prisión subterránea. Todo estaba construido de cemento. Solo la luz de una linterna alumbraba el camino entre pozos embarrados. Recuerda que una idea acorraló sus sentidos en aquel momento, pudo ver una imagen aparecer junto con la bocanada espesa de aire enviciado.
      Experimentaba las profundidades a las que a veces puede llevar la miseria humana. No sentía su cuerpo, solo la sensación de que lo iba perdiendo a medida que la figura avanzaba. Sus carceleros se quitaron las capuchas dejando ver sus caras. Comprendió que era el fin. Luchó con lo que quedaba de sus fuerzas, sus brazos se empeñaban en ademanes ridículos para defenderse de esos personajes. Un sudor frío empapó su piel y sus ropas. Sus manos se crisparon sobre el brazo de uno de los hombres. De pronto abrió los ojos, una luz lo enceguecía. Voces y ruidos metálico lo iban despertando.
      --Lo tenemos. Está estabilizado—dijo un joven médico mientras retiraba la mano que se había aferrado como una garra a su brazo.
      --¿Y mi esposa? ¿Dónde está mi esposa ?
      A unos dos kilómetros de distancia del hospital, en el cementerio nuevo, se daba sepultura a una mujer, los allegados volvieron a sus casas transidos de sombras y silencios.

5 comentarios:

  1. Una vez más, y no es una queja, una escena. Ya nos avisaste de ello, y en cierto sentido, a mí me encantan este tipo de textos. Dejan mucho para la imaginación. Las imágenes o frases brillantes lo son aún más al estar libre de la paja que pueden suponer párrafos de relleno. El inconveniente es que cuando no existe esa frase, esa figura, no te queda nada.
    Imagino que la escena de los encapuchados, de los largos corredores son frutos del sueño producido por los calmantes, o el accidente, o lo que quiera que haya pasado. No le encuentro sentido de otro modo.
    Hay una frase huérfana, pretenciosa, justo en el centro del relato. "Experimentaba las profundidades a las que a veces puede llevar la miseria humana" A mí no me cuadra, por sí sola no me dice nada. Si hubiera sido el broche de un párrafo donde se describen algunas de esas miserias de las que habla, creo que otro gallo le cantaría"
    En general, el texto es sólo eso, un texto, una idea que no llega a plasmarse. Faltan más detalles de la realidad, quizá así, por comparación, las partes del sueño o de la percepción equivocada del protagonista se resaltarían más como lo que son. Decir "estaba asustado", por poner un ejemplo, no tiene el mismo resultado, ni transmite lo mismo que si gastamos unas cuantas líneas en describir cómo le sube el pulso, o suda, o cómo los ruidos de los muebles parecen fantasmas acechantes. Hay que describir más. Y te lo dice uno que sus cuentos no suelen pasar de las dos hojas.
    Paso a señalar:

    El tiempo ha erosionado sin duda muchos los recuerdos de ese día, pero evoca perfectamente los ruidos que despertaron sus sentidos luego de esas largas horas de inconciencia.
    Aquí queda claro que la acción pasó hace tiempo, de hecho está erosionada. Por otra parte se me hace difícil entender que el tiempo evoque nada, a no ser el atmosférico, una tarde de lluvia, nieve, calor… a mi entender falta la causa evocadora. También el uso del demostrativo "esas" me señala a unas horas de las que yo, como lector, no tengo conocimiento. Tal vez hubiera sido mejor algo más indeterminado, "las" por ejemplo, o "aquellas". Una cosa más, es que soy muy puntilloso a veces, supuestamente la inconsciencia acortaría las horas, no las haría largas.


    pero estaba conciente del riesgo en que se encontraba.
    Yo utilizaría el otro verbo, "era" consciente.
    Y hablando de consciencia, en el texto se juega con "sueño—realidad" varias veces hasta llegar a la contradicción. Sobre todo por utilizar y abusar de la misma palabra. Si era consciente, no cuadra con abrir los ojos a la realidad, a la luz que lo enceguecía ("cegaba" diría yo).
    El narrador está poco definido, de pronto es omnisciente, como pasa a ser el protagonista al contarnos sus recuerdos. Está poco definido el uno del otro.

    Liliana, te animo a que hagas sin miedo una crítica exhaustiva de algún cuento. Mejor mío, tienen más fallos que los demás, te darás cuenta que se aprende un montón viendo los errores que no los aciertos.
    Hasta luego.

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  3. Bueno, este segundo cuento de Liliana me parece –en cierto aspecto- más prolijo, más armado y con más historia que el primero. Con un ambiente parecido, la misma oscuridad. Pero encuentro un montón de cosas que le quitan brillo. Me gusta la idea, a pesar de ya estar bastante visto lo de la superposición de dos planos de realidad como lo onírico y lo real, lástima los escollos que por el camino la deforman.
    Hay un personaje que aparentemente pasa por algún estado de inconsciencia. El narrador nos cuenta lo que ve este personaje mientras lo trasladan por siniestros paisajes. Hay como un cierto mundo onírico, impreciso, por el que van llevando al individuo, quien se imagina que está muriendo.
    De repente, tal como dice el texto, de pronto abrió los ojos, una luz lo enceguecía, salta de esta incertidumbre a la luz de la explicación. No el personaje, nosotros. Nosotros entendemos la trampita de la narración, y se nos viene la luz.
    Se me hace que es un cambio brusco, tal vez lo mejoraría ir mechando durante el relato de esos pasadizos húmedos y oscuros, escenas nebulosas del otro lado al que se lo llevará renglones más adelante. Fundido encadenado, como le llaman en cine. Y en cada plano narrativo habrá elementos que podrían pertenecer a uno o a ambos.
    Me gusta lo que no se cuenta, pero igual sabemos, o imaginamos.
    No me gusta el título, sobre todo porque, tal como lo indica en la primera línea, no hay recuerdos. El único podría ser en el final, cuando pregunta por su mujer.
    Tal como está este relato, pienso que sería la base de partida para otro más trabajado y elaborado, respetando la idea principal.
    Dejo más indicaciones sobre el texto, y aguardo más cuentos de Liliana.




    El tiempo ha erosionado sin duda muchos sobra la ese los recuerdos de ese día, pero evoca perfectamente los ruidos que despertaron sus sentidos luego de esas largas horas de inconsciencia. se me hace confusa la frase, desde pero. Primero pareciera que es el tiempo el que evoca, pero enseguida otra duda, porque el sus sentidos podría estar hablando de otra persona.

    Lo que se confirma en el inicio de la siguiente frase. Me parece que quedaría mejor alterar el orden, así de entrada nos enteramos del personaje.
    Estaba tendido de espaldas y una pequeña brisa cruzaba por su mejilla, luego unos ásperos sonidos, para los cuales la descripción en palabras sería inútil yo lo eliminaría lo despertaron. Un sopor acompañaba los latidos punzantes en su cabeza. Se sentía desamparado en esa jaula húmeda y oscura.
    Las circunstancias que lo habían llevado ahí eran confusas, coma por más que se esforzara en recordar, pero estaba consciente del riesgo en que se encontraba.

    La frase quedaría mejor alterando el orden:

    Por más que se esforzara en recordar, las circunstancias…
    Tres personas desconocidas irrumpieron en el lugar encapuchadas de negro y lo condujeron a través de estancias que parecían calabozos

    encapuchadas de negro debe ir pegado a tres personas desconocidas
    Al cabo de unos minutos bajaron por unas angostas escaleras a un largo pasadizo oscuro y húmedo sin habitaciones a los lados, por lo cual confirmó sus temores de que lo llevaban a una prisión subterránea. ¿No sería a otra prisión, acaso no lo están trayendo de una jaula? Todo estaba construido de cemento. Solo la luz de una linterna alumbraba el camino entre pozos embarrados. Recuerda que una idea acorraló sus sentidos en aquel momento, ¿de qué idea se trataría? ¿qué tendrá que ver esta idea que lo acorraló, con la imagen que tuvo a continuación? pudo ver una imagen aparecer junto con la bocanada espesa de aire enviciado.
    Experimentaba las profundidades a las que a veces puede llevar la miseria humana. No sentía su cuerpo, solo la sensación de que lo iba perdiendo a medida que la figura avanzaba confuso: por un lado dice no sentir el cuerpo, y enseguida siente que lo está perdiendo. Sus carceleros se quitaron las capuchas dejando ver sus caras. No me parece bien, es el personaje quien los ve con capuchas, no quiere decir que realmente las tuvieran, así que no deberían sacárselas. Tal vez la figura imaginada tenga que ver con médicos quitándose los barbijos, pero capuchas no se parecen a barbijos Comprendió que era el fin. Luchó con lo que quedaba de sus fuerzas, sus brazos se empeñaban en ademanes ridículos para defenderse de esos personajes. Un sudor frío empapó su piel y sus ropas. Sus manos se crisparon sobre el brazo de uno de los hombres. De pronto abrió los ojos, una luz lo enceguecía. Voces y ruidos metálicos lo iban despertando.
    --Lo tenemos. Está estabilizado—dijo un joven médico mientras retiraba la mano que se había aferrado como una garra a su brazo.
    --¿Y mi esposa? ¿Dónde está mi esposa?
    A unos dos kilómetros de distancia del hospital, en el cementerio nuevo, se daba sepultura a una mujer, los allegados volvieron a sus casas transidos de sombras y silencios.
    Esta última frase se supone es simultánea con el episodio de los médicos y el paciente. Habría que analizarlo un poco, si lo estabilizan a las pocas horas del accidente, no estarían en ese mismo momento enterrando a la esposa, quien se supone ha muerto en el mismo accidente. No hay datos que lo indiquen o den una pista.

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  4. Estoy de acuerdo con los comentarios que te han hecho ya.

    El primer párrafo no se entiende, creo que incluso podrías prescindir de él y empezar con el sueño o recuerdo en sí. Ésta parte me ha gustado, lo he interpretado como una experiencia anterior que recuerda vívamente cuando cree va a morir. Lo que me falla es que, en esas circustancias no hiciera nada por defenderse, por salir de allí, por preguntar a los carceleros donde le llevaban, etc. sólo cuando les ve las caras ¿?
    Más adelante el espectro que se le aparece, sobra.
    Con el título tampoco estoy de acuerdo.
    Quiero decirte que me gusta tu manera de redactar, con frases que nos muestran las escenas, captas nuestra atención y la mantienes hasta el final incrementando la tensión. Es difícil combinar planos de ficción (o sueños) con planos reales. Ello requiere un gran dominio de la técnica.

    Espero leer otros cuentos tuyos. No te desanimes y sigue escribiendo.

    Montse Villares

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  5. Un hombre, herido, se despierta en el hospital, pregunta por su esposa; el narrador nos dice que la están enterrando en ese momento. Esta es la historia.

    La autora arranca con una escena que recuerda las vividas en algunos países de Sudamérica hace unas décadas, historia de desaparecidos, de torturadores con capucha; historia que luego sabemos (he aquí una sorpresa) que forma parte del sueño, de la pesadilla, del hombre que está herido en el hospital.

    Liliana nos envía un cuento corto, como el primero, un cuento de poco más de un folio. Y, como el primero, es un cuento de horror que contiene una sorpresa. Si en el primero fue el director del psiquiátrico, que resultó un ser diabólico (pero esto no nos lo ha aclarado Liliana, nos hemos quedado sin saber si estaba practicando una autopsia o un asesinato), ahora se trata de un arresto extrajudicial que resulta ser un sueño.

    A mí me parece muy positivo que un compañero se atreva con géneros como el policiaco o el de terror. Hace falta, parece, un mayor aporte de imaginación y de documentación que para escribir un relato íntimo. Lo que me pasa con este cuento, aparte de los errores que contiene y de los que luego hablaré, es que estoy empezando a sospechar que Liliana tiene una idea del suspense que se resume en esto: una escena corta con una sorpresa al final.

    Las historias cortas, ya lo habré dicho antes, me gustan poco. Y las sorpresas al final rara vez me agradan. Hay una parte de la población cuentista que piensa que un cuento o es sorpresivo o no es nada. Y tiende a coronar cualquier narración con una sorpresa fría que cierra el cuento y lo convierte en una especie de vertiginoso chiste triste. Como aquí a lo que venimos es a aprender a escribir, le sugeriría a Liliana que retome su cuento, en cualquiera de los dos escenarios, y lo continúe durante cuatro o cinco folios, recreándose en el ambiente, en los diálogos, en la narración, en las descripciones. Escribiendo uno aprende a escribir, y cuántos más folios se dé a sí mismo de rodaje, más aprenderá. Escribiendo uno se encuentra con los problemas de descripción, movimiento, verosimilitud, que debe superar para hacerse mejor cada día. Me agradaría, ya digo, colgar el mes que viene esa continuación de una de las escenas, aunque no tenga final la historia, simplemente a modo de ejercicio de redacción, de narración de una escena.

    Algunos detalles a resaltar:

    El tiempo ha erosionado sin duda muchos [mucho] los recuerdos de ese día, pero evoca perfectamente los ruidos que despertaron sus sentidos [,] luego de esas largas horas de inconciencia. [yo no conozco la palabra "inconciencia"; me pregunto si no querría decir "inconsciencia". Más abajo se escribe la palabra "conciente"]
    Estaba tendido de espaldas y una pequeña brisa cruzaba por su mejilla, luego unos ásperos sonidos, para los cuales la descripción en palabras sería inútil, lo despertaron [parece una claudicación afirmar que no puede describir con palabras esos sonidos; debería intentarlo al menos].
    Tres personas desconocidas irrumpieron en el lugar encapuchadas de negro y lo condujeron a través de estancias que parecían calabozos [es raro que cruce calabozos. La idea que tenemos de un calabozo es la de una celda con una sola puerta. Difícil es atravesar varios de ellos para ir a algún sitio]
    Al cabo de unos minutos bajaron por unas angostas escaleras a un largo pasadizo oscuro y húmedo [,] sin habitaciones a los lados, [tenemos que huir de la repetición de un esquema; en este caso adjetivo+sustantivo].
    Solo [sólo; cuando se puede sustituir por "solamente" se trata de un adverbio y lleva una tilde en la primera O; cuando no es así, se trata de un adjetivo, y no va acentuado] la luz de una linterna alumbraba el camino entre pozos embarrados. Recuerda que una idea acorraló sus sentidos [no me llega la expresión; no me imagino una idea acorralando al sentido del tacto, por ejemplo; o al sentido del olfato] en aquel momento, pudo ver una imagen aparecer junto con la bocanada espesa de aire enviciado.
    Experimentaba las profundidades a las que a veces puede llevar la miseria humana. [esta frase es retórica, y hasta tiene resonancias externas, pero es muy poco esclarecedora] No sentía su cuerpo, solo [sólo] la sensación de que lo iba perdiendo.

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