martes, 1 de noviembre de 2011

El carnaval de Esther



Pandora

Eran los años ochenta. En pleno verano en el país de los carnavales, Brasil.
Esther trabajaba como administrativa en una pequeña empresa de cilindros hidráulicos, en uno de los muchos pueblos industriales de São Paulo. No era guapa de rostro. Tenía la nariz algo preponderante para sus trazos faciales y las cejas muy pobladas, pero era poseedora de un cuerpo escultural, digno de una modelo. A sus 23 años, estaba terminando la carrera de administración de empresas y sacando el carnet de conducir. También desfilaba en la Escuela de Samba Gaviões da Fiel.
Aquel año, saldría en el ala de las bahianas, aunque siempre desfilaba ligera de ropa, era una estupenda bailarina.
Fue en un lunes del mes de febrero cuando ella recibió la invitación para una fiesta de disfraces, en el Hilton Palace Hotel.
Este hotel, de cinco estrellas, estaba ubicado en el mismísimo corazón de São Paulo. Uno de los más visitados por las estrellas del rock, famosos y extranjeros.
En el sobre no traía el remitente, pero su nombre figuraba en la parte de atrás. Era la fiesta que ella siempre había soñado. Con sus máscaras y disfraces diversos. Más que deprisa, llamó a las tiendas de alquiler de disfraces y concertó entrevistas en un par de ellas para aquella misma tarde.
Después del trabajo, se escaqueó de la universidad y fue a sus compromisos con los disfraces. Por más que mirase no encontraba ninguno que le agradase, pero entonces, vio al fondo de la tienda, un bonito vestido colgado.
¿Y este? preguntó a la dependienta, mientras se dirigía hacia el vestido colgado.
Esta reservado para otra clienta respondió la dependienta. Debería haberlo recogido hoy por la mañana.
“Es perfecto”. Pensó Esther para sus adentros. En aquel momento, detrás de las perchas salió el encargado.
Si me das veinte mil cruzeiros, es tuyo por cuarenta y ocho horas dijo el encargado.
Esther no se lo pensó dos veces. Sacó la cartera y extendió el cheque. Cuando salió de la tienda, estaba radiante, pues llevaba consigo el disfraz perfecto, el de dama antigua.
Llegó el día de la fiesta.
Esther estaba ilusionada, se puso el vestido con todas sus capas de faldas, la peluca rubia y la máscara. Cogió un taxi y se fue al hotel.
Cuando llegó en la portería, encontró con los tres mosqueteros, Piolín, Rapunzel, Cenicienta, el Rey Arthuro, entre otros tantos. Todos hablaban y se reían animados.
Esther llegó algo tímida. No sabía como debería comportarse en una fiesta de disfraces, ya que todos tenían el rostro cubierto y no conocía a nadie. Resolvió entrar, pero entonces, el portero le pidió la invitación.
¡Dios, no la traje! dijo algo desconcertada.
Lo siento señorita, la fiesta es para las personas invitadas… estaba contestando el portero.
Oye, yo estoy invitada, solo que, he olvidado la invitación espetó ella.
Pero no hubo manera que convencer al joven para que la dejase entrar. Toda una noche de fiesta. La fiesta de sus sueños y ahora, por culpa de un trozo de papel, todo había ido al traste.
Volvió sobre sus pasos hasta la calle.
Sin saber muy bien que hacer, estaba lista para volver a casa, quitar toda aquella parafernalia y olvidar lo ocurrido, cuando alguien le agarró por el brazo.
Era el príncipe Eric, de la Sirenita.
Estas aquí, por fin te encuentro. Vamos dijo el príncipe mientras la arrastraba salón adentro.
Ella no se preocupó en desmentir, o desengañar al pobre principito. Se limitó a ser guiada por él hasta una mesa reservada en el fondo del enorme salón, al lado de la pista de baile. Sus ojos bailaban de un lado al otro, observando cada detalle. Todo estaba a pedir de boca. La decoración, los disfraces, la iluminación, la música…
Para Esther, fue su noche de realización, y como su acompañante se había excedido con el alcohol, no fue descubierta en ningún momento.
Bailó como nunca, bebió el mejor champagne y comió el mejor caviar. Al final, el día siguiente, volvería a ser una Cenicienta otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Redacta o pega abajo tu comentario. Luego identifícate, si lo deseas: pulsa sobre "Nombre/URL" y se desplegará un campo para que escribas tu nombre. No es necesaria ninguna contraseña.