sábado, 14 de junio de 2014

Ejercicio de junio: cuento sin adjetivos


A este texto se le han quitado todos los adjetivos, que han sido substituidos por <***> El ejercicio, juego o trabajo consiste en que cada uno le ponga los adjetivos que mejor le parezcan. O no los ponga si considera que la frase se basta a sí misma tal y como está, sin adjetivos ni floripondios. Puede ser interesante al final ver si el resultado es diferente o sí en definitiva poco importa que se escriba un adjetivo u otro.

La masajista deslizó las palmas de las manos sobre la piel, presionando con el peso de su cuerpo. Seguidamente, con las manos ligeramente ***, amasó la espalda en un *** movimiento ***. Luisa Fernanda cerró los ojos y trató de vaciar su mente de toda preocupación ***, sin conseguirlo.
—Relájese —le aconsejó la chica.

Luisa Fernanda imaginó el laberinto de su cerebro, los pliegues *** donde se agazapaban los sueños *** y el recuerdo de unas lágrimas. Quiso huir de sí misma, llegar del otro lado de su conciencia, pero solo logró sentir un *** cosquilleo que le recorría el espinazo y hormigueaba después hacia las puntas de los dedos.
La masajista inició una ***  etapa, más *** ahora: deslizaba las yemas de los pulgares en movimientos ***  a lo largo de la espina dorsal, sin dar masaje sobre la columna misma. Luisa Fernanda dejó de luchar contra su conciencia y pudo relajarse al fin.
La chica tenía los pómulos *** y los ojos ***.
El prospecto promete fisioterapeutas orientales… —dijo Luisa Fernanda como si hablara consigo misma.
Soy de Bolivia, señora.
Luisa Fernanda la observó mientras ordenaba sobre una mesita *** los pomos con los aceites, las toallitas de papel. El maquillaje había acentuado la brida de los párpados, la sombra de los pómulos.
A las que son como yo —dijo la masajista como si le adivinara los pensamientos— a veces nos llaman chinas, así que no hay engaño. Sonrió mostrando una dentadura ***.
Luisa Fernanda se atrevió a preguntar:
¿Y qué te trajo para acá?
Yo vine cuando me quedé más que huérfana, señora.
Luisa Fernanda la miró con lástima y la masajista se animó:
La muerte de mi mamá salió en los periódicos…, quizás usted sepa cómo fue—Luisa Fernanda negó con la cabeza—, de tanto leerla y leerla se me terminó grabando en la memoria, ¿sabe?
Sin que Luisa Fernanda le pidiera nada, empezó a recitar con voz ***, ***:
«Doña Sebastiana Ojeda bajaba por la avenida Manco Kápac cuando le alcanzó la lluvia. En una mano cargaba el bolsón de compras. En la otra sostenía a su nieto Iván, de un año de edad. A Sebastiana le pareció que la lluvia se apaciguaría en unos minutos y podría cruzar la plaza en un rápido caminar. Por eso decidió esperar arrimada en un local ***. Pero la granizada fue tornándose ***. Fue en esos momentos cuando vio *** que un mar de agua y de fierros saltaba frente a ella. La granizada traía de compañera a cerca de cincuenta vehículos desde la zona del Nudo Vita, a unos trescientos metros de la plaza. No tuvo tiempo para nada. El agua la arrastró a la calle y lo único que hizo fue abrazar a su nieto. El *** granizo la llevó media cuadra más abajo y la estrelló contra el micro *** con placa 148 XPT, que también sufría la arremetida de la tormenta. El *** impacto aturdió a Sebastiana, que perdió a Iván». 
Yo los encontré en la morgue, cada uno por su lado, pero no me dejaron sacarlos  —recordó sin poder contener el llanto—. Sólo me dieron un papel *** que certificaba su muerte.


Ignacio

1 comentario:

  1. María Isabel Pintos Arca (Airam Lebasi)15 de junio de 2014, 14:39

    Primer párrafo repites "seguidamente, ligeramente y mente" en tres renglones. No es muy bonito, rima y enreda la lengua."La espina dorsal sin dar masaje sobre la columna misma" mal expresado.
    "los pómulos... y los ojos..."que a mi entender es donde se necesitarían adjetivos lo puedes arreglar con nombres: por ej. pómulos con rosetas y ojos de garza. También sobra "las palmas" Queda mejor "deslizó las manos por mi piel"Tengo observado a esas chicas en la playa y utilizan los nudillos algunas veces.
    El cuento me gusta.
    Hola, Ignacio, soy María Isabel desde Alicante, España.

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