A este texto se le han quitado todos los
adjetivos, que han sido substituidos por <***> El ejercicio, juego o
trabajo consiste en que cada uno le ponga los adjetivos que mejor le parezcan.
O no los ponga si considera que la frase se basta a sí misma tal y como está,
sin adjetivos ni floripondios. Puede ser interesante al final ver si el
resultado es diferente o sí en definitiva poco importa que se escriba un
adjetivo u otro.
La masajista deslizó las palmas de las
manos sobre la piel, presionando con el peso de su cuerpo. Seguidamente, con
las manos ligeramente ***, amasó la
espalda en un *** movimiento ***. Luisa Fernanda cerró los ojos y trató de
vaciar su mente de toda preocupación ***, sin conseguirlo.
—Relájese —le aconsejó la chica.
Luisa Fernanda imaginó el laberinto de su cerebro, los
pliegues *** donde se agazapaban los sueños *** y el recuerdo de unas lágrimas.
Quiso huir de sí misma, llegar del otro lado de su conciencia, pero solo logró
sentir un *** cosquilleo que le recorría el espinazo y hormigueaba después
hacia las puntas de los dedos.
La masajista inició una ***
etapa, más *** ahora: deslizaba las yemas de los pulgares en movimientos
*** a lo largo de la espina dorsal, sin
dar masaje sobre la columna misma. Luisa Fernanda dejó de luchar contra su
conciencia y pudo relajarse al fin.
La chica tenía los pómulos *** y los ojos ***.
—El prospecto promete fisioterapeutas
orientales… —dijo Luisa Fernanda como si hablara consigo misma.
—Soy de Bolivia, señora.
Luisa Fernanda la observó mientras ordenaba sobre una mesita
*** los pomos con los aceites, las toallitas de papel. El maquillaje había
acentuado la brida de los párpados, la sombra de los pómulos.
—A las que son como yo —dijo la masajista
como si le adivinara los pensamientos— a veces nos llaman chinas, así que
no hay engaño. Sonrió mostrando una dentadura ***.
Luisa Fernanda se atrevió a preguntar:
—¿Y qué te trajo para acá?
—Yo vine cuando me quedé más que huérfana,
señora.
Luisa Fernanda la miró con lástima y la masajista se animó:
—La muerte de mi mamá salió en los
periódicos…, quizás usted sepa cómo fue—Luisa Fernanda negó con la cabeza—, de
tanto leerla y leerla se me terminó grabando en la memoria, ¿sabe?
Sin que Luisa Fernanda le pidiera nada, empezó a recitar con
voz ***, ***:
—«Doña Sebastiana Ojeda bajaba por la
avenida Manco Kápac cuando le alcanzó la lluvia. En una mano cargaba el bolsón
de compras. En la otra sostenía a su nieto Iván, de un año de edad. A
Sebastiana le pareció que la lluvia se apaciguaría en unos minutos y podría
cruzar la plaza en un rápido caminar. Por eso decidió esperar arrimada en un
local ***. Pero la granizada fue tornándose ***. Fue en esos momentos cuando
vio *** que un mar de agua y de fierros saltaba frente a ella. La granizada
traía de compañera a cerca de cincuenta vehículos desde la zona del Nudo Vita,
a unos trescientos metros de la plaza. No tuvo tiempo para nada. El agua la
arrastró a la calle y lo único que hizo fue abrazar a su nieto. El *** granizo
la llevó media cuadra más abajo y la estrelló contra el micro *** con placa 148
XPT, que también sufría la arremetida de la tormenta. El *** impacto aturdió a
Sebastiana, que perdió a Iván».
Yo los encontré en la morgue, cada uno por su lado, pero no
me dejaron sacarlos —recordó sin poder contener el llanto—. Sólo
me dieron un papel *** que certificaba su muerte.
Ignacio
Primer párrafo repites "seguidamente, ligeramente y mente" en tres renglones. No es muy bonito, rima y enreda la lengua."La espina dorsal sin dar masaje sobre la columna misma" mal expresado.
ResponderEliminar"los pómulos... y los ojos..."que a mi entender es donde se necesitarían adjetivos lo puedes arreglar con nombres: por ej. pómulos con rosetas y ojos de garza. También sobra "las palmas" Queda mejor "deslizó las manos por mi piel"Tengo observado a esas chicas en la playa y utilizan los nudillos algunas veces.
El cuento me gusta.
Hola, Ignacio, soy María Isabel desde Alicante, España.