sábado, 30 de julio de 2011

De mudanza (nueva versión)

Carlos Arroyo Cobos

Pablo entra en casa cargado con las últimas cajas que quedaban en el maletero de la furgoneta.
―¿Dónde vamos a instalar el ordenador? ―pregunta cuando consigue recuperar el resuello.
―Tendremos que buscarle sitio en el salón. ―Responde Merche sin prestar mucha atención.
Pablo empieza a juntar en el pasillo las cajas que tienen escrito con rotulador “ordenador y juegos”, a mitad de camino entre el salón y el dormitorio que quedaría vacío.
―Cuando juegue con el ordenador, haré ruido y no te dejaré oír la tele. ―Le comenta.
Merche levanta la vista de la caja con la porcelana que está desempaquetando y mira a su alrededor.
―Cari, por el espacio no te preocupes, en este salón hay sitio de sobra. Para no molestarnos tendremos que negociar un horario para hacer cada uno lo que nos gusta.
―Merche, ―empezó a decir Pablo meloso ―queda un dormitorio vacío. Si algún día tenemos un hijo, mudo los trastos de allí…
―¿Si algún día tenemos un hijo? ―interrumpe ella, un tanto molesta.
Pablo intenta llevar la conversación tratando de no crispar a su pareja, pero sabe que el tema de la descendencia es muy importante para ella. Llevaban más de seis meses intentando que se quedara embarazada. En poco tiempo iban a empezar un tratamiento de fertilidad.
―La habitación vacía la voy a decorar con todo lo que llevamos comprado para el bebé. ―Continúa Merche cada vez más acalorada ―No voy a esperar a que tenga un año para poner el papel pintado, las cortinas y la cama.
―Hay dos dormitorios en esta casa y es una tontería reservar uno de ellos. Si encima que hay poco sitio… ―responde Pablo mientras se aleja por el pasillo tratando de zanjar la conversación.
―A veces tengo la sensación de que tú no quieres tener hijos. ―Piensa en voz alta, algo confundida. Al fin y al cabo, éste es un tema que estaba zanjado.
Su novia no grita, pero Pablo la escucha perfectamente antes de entrar al baño. No tiene valor para discutir sobre este tema; prefiere ir al baño a meneársela soñando con aquella Merche salvaje de la que se enamoró hace cuatro años, que confesarle que se masturba cada noche antes de hacer el amor y que lleva calzoncillos ajustados para reducir el número de espermatozoides. La quiere pero seguirá intentando retrasar algún tiempo más lo que parece inevitable en esta relación. De momento no le apetece dejar de perder el tiempo con el ordenador para cambiar pañales a un bebé.

2 comentarios:

  1. Hola Carlos:

    Buen cuento, Algunas correcciones menores:

    Pablo entra cargado en casa cargado con las últimas cajas que quedaban en el maletero de la furgoneta. (repetido)

    Llevaban más de seis meses intentando que se (eliminar) quedara embarazada

    De momento no le apetece dejar de perder el tiempo con el ordenador para cambiar pañales a un bebé.

    ¿reconoce que es pérdida de tiempo jugar con el ordenador?. Creo que la idea sería:

    De momento no le apetece cambiar pañales a un bebé en lugar de jugar con el ordenador.

    En la primera frase tiene mas fuerza perder el tiempo que cambiar pañales. En la segunda tiene mas fuerza no cambiar pañales que jugar o perder tiempo con el ordenador.

    Saludos

    Roberto Carreño

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  2. Si debiera (bajo amenaza) hacer una corrección de detalles diría que "zanjar/zanjado" molesta un poco.
    "―Hay dos dormitorios en esta casa y es una tontería reservar uno de ellos. Si encima que hay poco sitio… ―responde Pablo mientras se aleja por el pasillo tratando de zanjar la conversación.
    ―A veces tengo la sensación de que tú no quieres tener hijos. ―Piensa en voz alta, algo confundida. Al fin y al cabo, éste es un tema que estaba zanjado"
    Respecto de la idea del cuento, aunque no esté de acuerdo con el método –del protagonista-, admiro la construcción del simbolismo, a propósito o no.
    Creo que para cerrar el círculo de un cuento, es necesaria la mirada del lector, y la asimilación ya sea a su historia personal o simplemente a su universo de ideas.
    Detesto profundamente a Pablo, quizás porque yo misma he llegado a niveles que no hubiera querido llegar para evitar hacer frente a una realidad que está mordiendo el trasero.
    Disfruté de su cuento. Muchas gracias por compartirlo.
    Saludos.
    Benita

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